Me he tomado unos días, en Madrid, para recuperarme de la impresión que me ha causado la lista de Juanjo Imbroda, la lista del PP, para las elecciones locales del ya muy próximo 28 de mayo, elecciones que, como es general sentir en Melilla, son extraordinariamente importantes para el futuro -o la ausencia de futuro- de nuestra atormentada ciudad.
Cuando algo va mal o ha ido mal, lo lógico, lo racional es cambiar. El Partido Popular de Melilla ha ido perdiendo diputados desde que, unidos al partido localista de Juanjo Imbroda y con él como candidato a la presidencia, obtuvo una holgada mayoría absoluta, más de veinte años atrás. El último episodio electoral del PP fue que, en las últimas elecciones, las de 2019 – a pesar de que ganó con 10 escaños- perdió el Gobierno de la ciudad.
Creí, y creo que la inmensa mayoría de los melillenses también lo creyeron, que cuando una determinada política está inmersa en una clara tendencia negativa lo lógico, lo racional, es cambiar, empezando el tal cambio por la candidatura electoral del partido inmerso en esa tendencia. Eso creí que era lo que iba a hacer Juanjo Imbroda en el PP melillense. Pues no, ha hecho todo lo contrario. La lista, presentada el martes, de los candidatos del PP con posibilidades de ser elegidos es prácticamente la misma que Imbroda presentó hace cuatro años, con el ya conocido resultado de perder el gobierno de nuestra ciudad, que pasó a manos de un tripartito.
La respuesta pública de Juanjo Imbroda, su tesis, es que necesita unos diputados con experiencia de gobierno y gestión para tomar decisiones urgentes. La antítesis es que si no se consiguen electoralmente diputados suficientes no se podrá gobernar. La síntesis la dictará el resultado de las elecciones del 28 de mayo.
Dos notas adicionales, para pensar, en vísperas electorales, sobre la situación política general de España, Melilla incluida: 1/ En una época de engaño universal decir la verdad constituye un acto revolucionario. Lo dijo George Orwell y es portada del libro “Los amos del mundo están al acecho”, de Cristina Martín Sánchez. 2/ La Política Total tiende a imponerse: todos los recursos quedan subordinados al objetivo de ganar, a cualquier precio (como en la guerra total).
Trigésimo octavo cumpleaños de MELILLA HOY
El 21 de abril de 1985 salió el primer número de nuestro periódico, el único de Melilla, que se había quedado sin periódico propio, tras la desaparición -forzada por feos intereses personales de un político local- del Telegrama de Melilla, el que fuera el único diario del Movimiento -la prensa oficial en la época franquista- que no se subastó, basándose en falsos intereses marroquíes de hacerse con el control del periódico, elaborados por aquellos políticos locales que querían beneficiarse, y se beneficiaron, con la desaparición del histórico Telegrama del Rif, reconvertido, tras la independencia de Marruecos, en el Telegrama de Melilla.
Fueron esos políticos locales, que entonces mandaban mucho, lo que declararon la guerra al MELILLA HOY que, pobre de mí, ignoraba lo que se había tramado y se seguía tramando. El nacimiento de nuestro periódico, “El periódico de Melilla”, frustró los planes de esos políticos omnipotentes. También, de una manera que fue más allá del milagro y cuyo recuerdo todavía me pone los pelos de punta, por pura indignación, tuvimos que superar todo tipo de ataques procedentes de todos los ángulos públicos imaginables.
Han pasado 38 años, trajeron, muchos políticos, todo tipo de competencia posibles para intentar hacernos desaparecer. Vaticinaron, esos que hacen planes con nuestro dinero, nuestra muerte desde antes de nuestro nacimiento, al día siguiente de nacer, a la semana posterior, al mes, al año, al siguiente año de ese y así sucesivamente hasta hoy, treinta y ocho años después, nada menos.
Pero aquí, en Melilla, está MELILLA HOY, 38 años después, y aquí seguiremos, haciendo planes para estar más fuertes, más sólidos, siempre independientes, siempre luchando y sin darnos por vencidos. Lo hicimos y lo seguiremos haciendo porque los melillenses así lo quisieron, así lo quieren y así, con su apoyo, nos lo demuestran día a día. Para mí es un orgullo lo que tantos melillenses, mis conciudadanos, me dicen por la calle. Soy consciente del peso que he tenido para el nacimiento y el mantenimiento del MELILLA HOY. Ta consciente como que el gran mérito de todo este verdadero milagro es, en gran parte, de un grupo de extraordinarios trabajadores, maravillosas personas, que hacen el periódico cada día y que han aguantado, sin dar un paso atrás, más de lo que se puede imaginar. Mi agradecimiento es enorme y será eterno.
