Las personas con celiaquía de Melilla, tanto niños como adultos, han encontrado no pocas limitaciones a la hora de poder disfrutar, como el resto de melillenses, de los festejos patronales, habida cuenta de que si no se llevaban ellos su propia comida, no encontraban un establecimiento que ofreciera productos específicos para este colectivo. Este año, al menos una caseta, como es la de Ceuta, incluye en su menú productos sin gluten. Su personal se ha formado para evitar la contaminación cruzada. La presidenta de la Asociación Celiaca de Melilla (ACEME), Marisa Santamaría, considera que se produce un paso importante en la feria de este año al posibilitar que las personas con celiaquía también puedan tomar alimentos sin riesgo para su salud. "Hasta ahora los celiacos no han podido disfrutar plenamente de la feria", asegura, y es que "aunque pueden ir, montarse en los cacharritos, visitar el recinto y hacer sus compras, tenían que llevarse su propio comida si quería acompañar a familiares o amigos a cenar o comer en la feria". El motivo, que hasta ahora ningún establecimiento ofrecía alimentos sin gluten. "No tenían la garantía de que aquello que se decía que era apto para ellos no hubiese sufrido de contaminación cruzada, es decir, que alguien lo hubiese manipulado después de haber tratado otro alimento que sí llevase gluten y no se hubiese lavado las manos antes. Por ese motivo, en mi caso, mi hija llevaba a la feria sus bocadillos e incluso sus propias chucherías", relató.
Al margen de los productos envasados como bolsas de patatas o bebidas sin gluten, los celiacos de Melilla no tenían margen de maniobra y para evitar las consecuencias nocivas que para su salud supone la ingesta de gluten, la mayoría optaba por traerse la comida de casa. La razón es que "no pueden comerse una hamburguesa porque el pan lleva gluten, ni siquiera las nubes de algodón". Esto obliga a los padres de niños con celiaquía, que ya extreman la manipulación de los alimentos en casa, a concienciar y explicar a los menores que en feria no pueden comer nada que no hayan preparado ellos. Marisa Santamaría señala que el celiaco aprende pronto que vive en un mundo con gluten y que si no puede comer lo mismo que su familia o amigos, sí que puede compartir estos momentos de encuentro y reunión, por ejemplo en la feria, pero consumiendo los alimentos que no le hagan daño o que haya traído desde su casa. Es decir, "que la celiaquía no impide al niño o al adulto poder disfrutar ya sea de los festejos patronales, de encuentros familiares o celebraciones con amigos, sólo que debe cuidar lo que ingiere".
Una feria también sin gluten
Pero este año "hay una caseta que se ha interesado por nuestro colectivo, como es la de Ceuta, que va a ofrecer, con garantías de que no hay contaminación cruzada, comida para celiacos", explicó Santamaría. Se trata en principio de jamón, queso, tortilla de patata envasada y otros productos más, al margen de la bebida sin gluten. "Todos estos productos los revisamos nosotros. Se ha dado una charla y un curso al personal que se va encargar de servir y de la cocina, para que sepan realmente qué es la celiaquía y en qué consiste dar de comer a una persona con esta enfermedad, para que sepa el cuidado que debe tener a la hora de manipular los alimentos para evitar la contaminación cruzada", dijo.
Indicó Santamaría que la caseta que ha decidido incluir productos para celiacos también "ha hecho negocio, porque el celiaco arrastrará a familiares y amigos". Pero el que por primera vez se les tenga en cuenta "es una maravilla, y de hecho estamos todos entusiasmados". Esperan que el ejemplo cunda y que la feria de Melilla pueda ser también un lugar abierto para los celiacos.
La Asociación señala que según las estadísticas en Melilla viven unas 800 personas con celiaquía y que sólo el 25% han sido diagnosticadas, pero ellos consideran que la cifra puede superar de largo el millar de personas, "porque hablamos de una enfermedad con un importante componente genético y hereditario".
El gluten es el veneno del celiaco
Explicó la presidenta de ACEME que la contaminación cruzada es algo muy sencillo. Basta con que sobre un lugar en el que se ha depositado un producto con gluten como el pan, se manipule después un alimento sin gluten. "Si se usa el mismo cuchillo, si no se lava las manos para tocar el producto sin gluten o no se limpia la encimera o la mesa en la que se va a trabajar, el alimento se contaminará de gluten y el celiaco sufrirá las consecuencias. Para el celiaco el gluten es veneno, es como si para los que no somos celiacos pusiéramos raticida en toda la cocina a la hora de preparar un bocadillo", indicó.
