Estos datos, que son provisionales, empeoran a los del año anterior en todos los parámetros del balance de siniestralidad vial, según señaló el responsable de la Dirección General de Tráfico (DGT) en Melilla, que admitió que la exposición de riesgo en la ciudad es “demasiado alta” debido a sus características.
No en vano, Melilla tiene un parque móvil con más de 60.000 vehículos, a los que hay que sumar los miles que pasan a diario la frontera desde Marruecos. Tráfico hizo un estudio hace ya un tiempo que cifraba en unos 4.000 diarios los vehículos del país vecino que circulan por nuestras carreteras, aunque este dato no está actualizado.
A ello se suma que en Melilla hay además 30.000 personas con permiso de conducir y no puede crecer en superficie, quedando ésta limitada en apenas 13 kilómetros cuadrados. También reconoció Romero que en nuestra ciudad se usa “bastante” el vehículo, fundamentalmente el turismo y el todoterreno, factores que propician que las cifras de siniestralidad vial vayan en aumento.
De todos modos, el jefe provincial de Tráfico opinó que en general, el comportamiento de los conductores en Melilla es “adecuado”. “Lo que pasa es que siempre llaman la atención aquellos que no cumplen las normas”, y puso como ejemplo los coches que paran en doble fila, que suelen ser muy minoritarios en comparación con los que están bien estacionados en cualquier calle de Melilla.
A ello se suma, además, el hecho de que haya un número bajo de casos positivos por alcoholemia o consumo de drogas entre los conductores cuando la Policía Local hace campañas. De todos modos, insistió en su idea de que “la Seguridad Vial pasa muchas veces por la Educación Vial, y pasa por adoptar medidas correctoras para los infractores”, algunas de ellas recogidas en el Plan de Seguridad Vial y otras que son ejecutadas por la Ciudad Autónoma a través de la Policía Local.
