El Gobierno de Melilla lamentó ayer que el cierre de la aduana comercial de la frontera de Beni-Enzar, del que el próximo 1 de noviembre se cumplirán tres meses, impide ir sustituyendo poco a poco el comercio transfronterizo mediante porteadoras por una exportación de mercancías documentadas. A preguntas de los periodistas, el presidente de Melilla, Juan José Imbroda, apuntó que parte del denominado comercio atípico podría ser canalizado como una exportación documentada de manera formal, pero la decisión unilateral de Marruecos “cercena” esa posibilidad, “condenando” a la ciudad a que dicha actividad económica “siga siendo como quiere”.
Ello, a pesar de que el comercio atípico “tiene mala prensa” en España e incluso en Marruecos, si bien el cierre de la aduana “tapa un hueco que pudiera sustituir poco a poco ese comercio”.
Esta cuestión estuvo anteayer sobre la mesa en la reunión que mantuvo Imbroda con el presidente del Senado, Pío García-Escudero, que viajó a Melilla para participar en una conferencia sobre el 40 aniversario de la Constitución.
Imbroda recordó que García-Escudero “es muy conocedor de los problemas de Melilla”, ciudad que ha visitado muchas veces, con la que mantiene una “relación estrecha”, y de cuyos problemas está “perfectamente informado”, como “la famosa valla, el problema de la inmigración, la permeabilidad de la frontera y otros fenómenos, como el tema de los menores extranjeros no acompañados”.
Ahora se suma el cierre de la aduana comercial ordenado por Marruecos, una cuestión que, según Imbroda, García-Escudero “comprende perfectamente” y apoya a la ciudad.
