Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El rincón de Aranda

La calle Sagasta y aledaños, hace muchos años

melillahoy.cibeles.net fotos 807 Juan Aranda web

Como ya digo: hace más de sesenta años, cada vez que acompañaba a mi madre al Rastro, y al mercado de la calle Margallo, al subir por la calle Murcia, la que llaman: “Cuesta de la Morena”; lo de “Morena” era por una señora que vivía junto a una antigua sastrería, que el marido, con un poco de amor guasón le llamaba: “Mi Morena”, siendo realmente rubia. Yo, a mi madre siempre le preguntaba por los nombres de las calles de nuestro barrio: Castelar, Cánovas, Sagasta, Echegaray, Duque de la Torre. Por ejemplo: la que siempre hemos conocido como “La Cañada”, o antiguamente Rambla del Agua, actual Castelar. Bautizada con el nombre del que fuera Presidente de la Primera República; gran orador y prosista. De sus grandes dotes existe la frase: “Anda, que cascas (hablas) más que Castelar”. También tenemos a Cánovas, conservador, nacido en la estrecha calle Nuño Gómez nº15, de Málaga, donde yo prestaba mis servicios como Cartero Urbano, en los años 60-70 del siglo pasado. Respecto a D. Antonio Cánovas debo decir que su estatua, que está al final del Paseo de los Curas, (llamado así porque los seminaristas cada tarde, y en fila de a dos, se paseaban junto a la verja del Puerto), aquí en Málaga, presidiendo la avenida que lleva su nombre, a mí me parece un despropósito, porque él era bajito, y la figura que lo representa es gigantesca. Y al liberal Sagasta, Ingeniero de Caminos; gran retórico, que alternaba (”La Alternancia”, o “Pacto del Pardo”) la Presidencia del Consejo de Ministros con su amigo Cánovas. Cuando enfilábamos Sagasta hacia Duque de la Torre, por la parte izquierda, (acera no había), podíamos ver a un señor, musulmán, al que llamaban “Nicolás”, sentado a la puerta de su tienda. Creo que tuvo otra tienda en Margallo. Este señor recuerdo que era un hombre afable, que saludaba a todo el mundo, al pasar junto a él. Mi padre y él, que se conocían de antaño solían saludarse, sin mediar palabra. Frente a su casa vivía un hombre joven que montó un gimnasio, con los aparatos de la época. Ya en calle Duque, te encontrabas una carbonería a la derecha, y dos puertas más arriba, la primera tienda del “Nano”; la segunda la montó en Ataque Seco. Pasando el Callejón del Curruquero, mi madre saludaba a cualquier vecina en la tienda de Micaela. Y así hasta el Obrador de la Sra. Ana; y frente teníamos la Miga de Dª Nieves (Colegio de los Cagones). Más arriba el estrecho Callejón de Pepe Matías, que por la parte de Duque es estrecho, pero en la mitad se ensancha hasta llegar a Castellón, así hasta el Callejón del Aceitero, que en el nº 3 fue donde mi madre parió este hermoso varón, que les está escribiendo. Muchos melillenses que viven en esas calles deben saber que la actual calle Teruel, inicialmente se le denominó: “Duque de la Torre”; y durante la II República (13/02/1932), recibió el nombre de “Nakens”, por el periodista republicano José Nakens (1841-1926); y el 18/12/1940 la rotularon con el nombre “Teruel”. Lo de hermoso varón, es porque casi con horas de vida, mi abuela materna me llevó, muy “entoquillado”, a la tienda de Esperanza, esquina Duque y mi callejón, y en la balanza de los dos patitos dí el peso de 4 kgs. pasaíllos, decían. Yo, con un poquito de retranca, siempre le recriminaba a mi madre cómo tuvo la abuela el valor de bajar los escalones del callejón, a mediados de octubre, con un bebé para saber lo que pesaba, a las pocas horas de nacer. ¡Ay!, mi abuela, que buena era, y cuanto me quería la pobrecita mía. Respecto a este señor, Nicolás, resulta que he sabido que uno de sus hijos, creo que es el mayor, es propietario de la cafetería que está cercano al Hospital Comarcal. Y yo digo: hay que ver, que donde menos se piensa uno, te encuentras una sorpresa; al menos, para mí, es muy grata. Sé que muchas personas, sienten una amalgama de alegría nostálgica, cuando rememoran las figuras venidas de la infancia, con recuerdos dulces y gratos. A mí me ocurre siempre en lo que era Melilla en mis años de niñez. Y como también sé, por una “paloma mensajera”, que este señor me lee, cosa que le agradezco, desde estas humildes líneas le envío un cordial saludo, en recuerdo por la memoria de nuestros padres, y de todas las personas queridas de aquéllos años. Y que sepa que en la próxima visita tomaré el delicioso café que sirven en su local.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€