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Invirtiendo en… Sudáfrica

Leí estos días que el Gobierno, de Sánchez y su mujer, va a destinar la enorme cifra de 2.115 millones de euros, en 5 años como financiación blanda a empresas españolas para que se instalen … en Sudáfrica. Estoy seguro de que a Gloria Rojas, secretaria general del PSME-PSOE (lo de secretaria es un título engañoso, destinado a confundir y camuflar al que manda en el partido con un título que suena a servicio en vez de a mando) le parecerá una gran idea lo que pretende hacer el secretario general (otro secretario) de su partido, que es el que manda. También estoy seguro de que Gloria no se atreverá sugerirle, tan solo sugerirle, a su secretario-jefe que destine esos más de 2.000 millones de euros a financiar a empresas españolas -startups, por ejemplo- para que se instalen…en Melilla, ciudad española muy necesitada de inversiones modernas.

En cualquier caso y teniendo en cuenta que Sánchez va a durar en la presidencia del Gobierno de España un año, como máximo, y que esa financiación a largo plazo -a largo plazo todos muertos, decía Keynes cuando le interrogaban sobre el futuro de la economía- recaería sobre quien suceda a Sánchez, lo extraño, conociendo al personaje, es que no haya prometido 200.000 millones de euros o más, por ejemplo, y no solo para Sudáfrica, sino para cualquier otro país del África profunda del que su mujer esté o pueda estar cobrando como asesora excelsa.

No todo es malo en este Gobierno -me refiero al nacional, en el local es difícil encontrar algo bueno- si leemos lo que contestó el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, en una entrevista que le hicieron en el diario El Mundo, el 28/10: ¿Está contento con el apoyo del Gobierno de España?, le preguntaron, y contestó: “Sí, en general estamos contentos con España y tengo muy buenas relaciones con mi colega José Manuel Albares. La última decisión de enviarnos los cuatro sistemas antiaéreos Hawk es la correcta porque los necesitamos. Sólo tenemos una petición al Gobierno español: por favor, no paréis de ayudarnos. Dadnos más armas, porque nos ayudan a vencer a Rusia”. Supongo que el ministro socialista, el nuestro, torció el gesto cuando le nombraron eso de las armas, a él, un destacado miembro de un gobierno que ama la paz y odia la guerra por encima de todas las cosas. Pero, en fin, la carga del cargo es pesada, ya lo sabemos, y el que algo quiere -ser ministro, por ejemplo- algo le cuesta.

Hay que tener suerte para que el amado líder modélico -léase Pedro Sánchez en labios de Gloria Rojas o en los de Albares- permita que seas secretaria general o te elija como ministro, pero también es conveniente conocer mejor lo que es la palabra “suerte”, palabra española que viene del latin ‘sors’, que era, en aquellos tiempos romanos de los que descendemos, el trozo de tierra que le tocaba cultivar a cada uno, que era lo que podía definir su suerte. “Suerte es la idea de que el desarrollo de cualquier proceso puede ser modificado por factores insondables o intentos inverosímiles”, así de bien lo define Martín Caparrós (El País, 31/10). Factores insondables e intentos inverosímiles, o sea, la suerte, la mala suerte, es la única explicación que se puede encontrar para entender tantos y tantos actos y nombramientos públicos. Buena suerte para los nombrados, mala para los que les sufrimos, conviene tenerlo en cuenta.

Porque es bien cierto lo que escribió Lord Acton, católico e inglés, eso de que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Lord Acton añadió que los considerados históricamente como grandes hombres “son casi siempre hombres malos, incluso cuando ejercen influencia y no autoridad”. Eso también conviene tenerlo en cuenta. Por cierto, Lord Acton tuvo una biblioteca de 60.000 volúmenes (¡qué envidia!), con la que pretendía componer “una historia de la libertad”, esa palabra mágica, tan maltratada.

Otra lectura, la de un extraordinario articulo de Juan Carlos Girauta, en ABC, el jueves. Falsa memoria democrática, se titulaba. “La operación politica etiquetada como Memoria Democrática es un fraude, que solo persigue utilizar categorías sangrientas del pasado para manchar a sus adversarios políticos del presente.…Los únicos sujetos políticos que sobreviven con la misma identidad de entonces son PSOE, PCE y ERC”, por cierto, que son los que reprochan ahora a los que entonces no existían lo que otros hicieron. Ahí termina la cita de Girauta -familia de algunas de las víctimas de aquellos tiempos- que dedico a mi buen amigo Pepe Megías, que tanto ama la cultura y al que dedico también una última cita o pensamiento: “La cultura es a la democracia lo que el agua es a una planta. Nada puede crecer ni durar en la sequía de la ignorancia” (recordando a los políticos que leen de oídas, que son multitud, por cierto).

Posdata

Que el estado de la Justicia en España es un desastre sin paliativos es un clamor popular. Probablemente mejoraría algo el lamentable estado de la Justicia que los jueces pudieran elegir a sus dirigentes, en vez de hacerlo los políticos, pero a veces, leyendo ciertas sentencias surge la duda, la duda de si los jueces se consideran dioses u hombres falibles. Por supuesto que cuando le pregunto a un juez, cualquier juez, si se considera un dios, todos me responden que no, pero las actitudes de algunos jueces – o de ciertas secretarias de los juzgados- y sus sentencias demuestran lo contrario. En fin, y para terminar con un pensamiento consolador: “la riqueza mental es el único tesoro que nadie jamás te puede expropiar” (Gloria Álvarez en su gran libro ‘Cómo hablar con un progre’).

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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