“Esto empieza a ser inhumano”. El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, se refería así a la situación a la que ha llegado el comercio atípico entre Melilla y Marruecos, que se ha incrementado hasta llegar a los 40.000 pasos diarios, la mayoría de porteadoras con grandes fardos cargados a sus espaldas. Imbroda, en una entrevista concedida a la Cadena Ser, dejó claro que “la imagen de Melilla se resiente” y es necesario “dignificar el comercio que sale”, además de redimensionar esta actividad a la capacidad de la frontera para no limitarla únicamente a un sector económico perjudicando al resto. Por ello, la Ciudad Autónoma ya está hablando con el Gobierno central para invertir en la frontera mientras se llega a un acuerdo en Melilla sobre “dónde queremos que vaya”. Imbroda hizo estas declaraciones un día después de que una porteadora muriera por las heridas que sufrió días antes en una avalancha en la frontera de Ceuta. “Lo lamento muchísimo”, apuntó el presidente melillense para insistir en que la frontera “sirve para cosas buenas y otras que no son buenas”, lo que obliga a ese debate y análisis sobre cómo redimensionarla “sin esconder la cabeza bajo el ala”.
El dirigente melillense señaló que la frontera tiene actualmente “una presión muy notable” y “de alguna manera habrá que reordenarla”, pues 40.000 pasos diarios y miles de coches “no se puede aguantar”. Para ello, abogó por “plantear sosegadamente propuestas nuevas que convengan a los intereses de la ciudad”.
Contacto con el Gobierno central
La Ciudad Autónoma ya se ha puesto manos a la obra en este sentido y está hablando con el Gobierno central, dado que la frontera es suya y de Europa. Sobre esta cuestión, Imbroda avanzó que se va a reforzar la frontera y se va a invertir en infraestructuras y dotación de medios personales. “Será un todo”, resumió Imbroda, dejando caer que se podrían hacer anuncios al respecto próximamente porque “se van a producir visitas”.
Después será el momento de ver “hasta dónde vamos a llegar” con la frontera, para evitar que esto sea “un pozo sin fondo” porque esas mejoras se queden pequeñas demasiado pronto. En ese debate, abierto con los agentes sociales y económicos de la ciudad, habría que ver si se abre un nuevo paso fronterizo, en ese caso decidir a qué se dedica y ver a qué se dedican los otros pasos.
Clase media marroquí
En definitiva, debatir hacia dónde se quiere que vaya la frontera entre Melilla y Marruecos, que no puede ser monopolizada por un único sector económico de la ciudad. Tras dejar claro que él no pretende acabar con el comercio atípico ni “fastidiarlo”, Imbroda insistió en que la fórmula que se adopte debe “convenir a todos”, ya que el sector comercial del resto de Melilla también ansía que la frontera les reporte beneficios permitiendo el paso de la clase media marroquí que se está formando y que actualmente no pasa la frontera por estar colapsada por el comercio atípico.
Eso, apuntó Imbroda, “deja dinero y mucha mano de obra”, por lo que “hay que pensar en un todo”, teniendo en cuenta que dentro de unos meses, cuando se inaugure el centro comercial de Valenzuela, “serán muchos” los ciudadanos del país vecino que querrán pasar a Melilla.
