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Hoy lunes es el debate que pedía el “televisivo” Sánchez. La bobada de la paridad

para la semana

Nuestro actual presidente del gobierno saliente (Pedro “Pinocho” Sánchez) se ha hecho, en las últimas fechas preelectorales, un adicto a los programas de televisión y a las entrevistas (algo de lo que, hasta las pasadas elecciones municipales y autonómicas, huía como de la peste).

 

El narcisismo y soberbia de nuestro presidente en funciones no han permitido que las entrevistas fueran “normales” (el entrevistador/a de turno le hace las preguntas que entiende oportunas y él las responde). Él no busca entrevistas, lo que quiere es soltar su letanía de medias verdades (o mentiras), frases hechas, victimismo y reproches a la oposición. Ante cualquier pregunta incómoda responde hablando del PP, de la derecha, de Vox. etc. También, algo ya tan habitual que no sorprende a nadie, afirmando sin pudor que él nunca ha mentido, lo que ha hecho es cambiar de opinión por un bien mayor (se supone que un bien mayor para él: seguir en el sillón).

 

En su entrevista, la semana pasada, con Ana Rosa Quintana, en la que se palpaba la tensión, el presidente en funciones respondía lo que le daba la gana (normalmente con algo que nada tenía que ver con la cuestión) a las preguntas de la periodista. «Una cosa es la opinión y otra los hechos», dijo Pinocho (que se quejaba amargamente del trato de los medios de comunicación “afines” a la derecha), a lo que Ana Rosa le respondió: «Una cosa es el insulto y otra cosa es la crítica».

En la entrevista en Tele 5 fueron constantes los reproches mutuos. «¿Me permite responder?», le replicó varias veces Pinocho a la entrevistadora; «Es su opinión» respondía este a afirmaciones de Ana Rosa que molestaban al presidente en funciones. Sánchez, cuya desfachatez no tiene límites, llegó a plantear que en España hace falta una «revolución del respeto» (liderada por él, claro; ¡nos hace reír más que el gran Groucho Marx!).

 

 

El debate del año

 

Hoy es el tan deseado (como peligroso para él, si la cosa va mal), por Sánchez, debate electoral entre el presidente del gobierno en funciones y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.

 

Cualquiera que siga un poco la vida política no esperará mucho del debate a dos de esta noche. No habrá muchas sorpresas y, si no me equivoco, se centrará en lo siguiente: Pinocho Sánchez (en el PSOE todavía hay ingenuos/pelotas que piensan que tiene una habilidad dialéctica “extraordinaria”), que adoptará un tono más agresivo (algo que normalmente suele ser patrimonio del aspirante), se centrará en atacar los pactos del PP con Vox, en el miedo a la extrema derecha, en la supuesta bonanza económica y en la insolvencia del líder del PP. Por su parte, Feijóo atacará, con un tono mucho más sosegado, los pactos del PSOE con los nacionalistas y populistas, la supuesta buena marcha de una economía dopada que los españoles no notan y la obsesión por lo público y por el control político de las instituciones por parte de Pinocho Sánchez.

 

Tal y como escribía Charo Zarzalejos en Melilla Hoy el pasado viernes, lo sensato es que quien resulte ganador (algo bastante relativo; para Tezanos el ganador, seguro, será Sánchez por goleada) no piense que está todo hecho y se vea ya en la Moncloa; Tampoco el perdedor debe, dar la batalla por perdida. Quedará mucho partido por jugar, y mal haría Feijóo si gana el debate (como parece ser que ocurrirá) y se confía.

 

 

 

Paridad estúpida

 

“Si alguien considera estar limitado por su género, raza u origen, se volverá aún más limitado (Carly Fiorina, política estadounidense)”.

 

“No son los dos sexos superiores o inferiores el uno al otro. Son, simplemente, distintos (Gregorio Marañón, médico, escritor y pensador español)”.

 

De los 25 diputados de la Asamblea de Melilla, 14 serán hombres y 11 serán mujeres. La renuncia de las diputadas electas del PP, Sofía Acedo y Isabel Moreno, para ser candidatas, respectivamente, al Congreso y al Senado, hacen que nos encontremos con una asamblea con una mayoría importante de varones.

 

Que se obligue a la paridad es, en mi humilde opinión, un desprecio a las mujeres a las que se pretende proteger. Si alguien necesita ser tutelado es que no es lo suficiente válido para hacer las cosas por sí mismo.

 

Estoy totalmente de acuerdo con la cita anterior de Gregorio Marañón. Los hombres no son superiores a las mujeres, ni estas lo son a los hombres. Lo que me hace tachar de estúpida a cualquier ley de paridad es que deja de lado la valía del candidato al puesto; Si para los 25 puestos de la Asamblea (o para cualquier otra institución) son mujeres la mejor opción, todas deberían ser mujeres y lo mismo pienso si los mejores fuesen hombres. La igualdad impuesta no es igualdad, es proteccionismo al débil, y no creo que las mujeres lo sean.

 

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