Un año más ha querido sumarse a la celebración del 8M, la Secretaría de la Mujer de FESP-UGT, a través de su portavoz, Farah Mohamed, para reivindicar los derechos de las mujeres, informando que se trata de “una reivindicación, para que la igualdad se haga efectiva y real, que con las circunstancias particulares de la crisis sanitaria que estamos viviendo, con consecuencias devastadoras para la sociedad y economía, agudiza aun más la diferencia entre hombres y mujeres”. Farah Mohamed añadió que “los servicios públicos han estado en la primera línea de respuesta, por eso nuestra campaña es esencial, con unos servicios públicos gratuitos, universales y de calidad, para avanzar en la igualdad y construir una sociedad plenamente democrática, justa, inclusiva y solidaria”.
Por este motivo, en este 8M, FESP UGT manifiesta la importancia de señalar diferentes líneas de actuación, como son, fortalecer unos servicios públicos incorporando el principio de igualdad, siendo necesario distribuir los Fondos Europeos para combatir la crisis derivada de la pandemia; implementar planes de igualdad en todas las Administraciones, organizaciones y entidades públicas con recursos humanos y económicos apropiados para conseguir la igualdad real; implementar medidas para eliminar los mecanismos que perpetúan la brecha salarial de género en los servicios públicos, que en estos momentos alcanzan el 28% de sanidad y dependencia, valorando sectores esenciales que mayoritariamente ocupa la mujer; desarrollar políticas de corresponsabilidad entre Administración-empresa-ciudadanía con presupuestos y programas sociales que repercutan desde el espacio público en la conciliación de la vida familiar, personal y laboral.
Coeducación
Garantizar también la implementación de la coeducación, la orientación no sexista y los planes de igualdad en todas las estructuras educativas, con el fin de facilitar el desarrollo efectivo de igualdad de oportunidades en la formación, la ciencia, la investigación y la cultura.
Exclusión y pobreza de la mujer
Otro de los objetivos importantes dentro de esas líneas de actuación es el impulso de la protección ante la feminización de la pobreza y la exclusión, que está padeciendo una gran parte de la población, especialmente vulnerable, cuando se sufren múltiples discriminaciones por el hecho de ser mujer, ya sean migrantes, madres monoparentales, por su orientación sexual, desempleo u otras circunstancias.
Se pretende desde FESP UGT, desarrollar una legislación en materia de igualdad, con presupuestos y recursos humanos adecuados, donde se cumplan los fines para los que fueron dictadas y, según Farah Mohamed, “por supuesto, elaborar los presupuestos desde una perspectiva feminista, de modo que se contemple la necesidad, siendo los informes sobre impacto por razón de género, herramientas fundamentales para garantizar la plena integración del conjunto de la ciudadanía, tanto para los hombres, como a las mujeres, en todos los ámbitos de la vida”.
Balance 2020
Según datos ofrecidos del ejercicio 2020, la tasa de actividad femenina fue un 10,7 inferior a la del hombre.
La brecha retributiva entre mujeres y hombres es del 21,41%. El 74,03 del empleo a tiempo parcial fue femenino y las mujeres constituyeron el 57,66% de la población activa, donde gran parte de este porcentaje se debe a la dedicación de los cuidados.
Según Farah Mohamed “hay que tener en cuenta, que además la pandemia, ha puesto sobre la mesa el problema estructural de los cuidados, que recae, injusta y mayoritariamente, sobre unas mujeres que hicieron frente a los meses de confinamiento con excedencias, despidos, reducciones de jornadas, dobles, triples jornadas, incluso el abandono del mercado laboral”.
Por lo tanto, los indicadores muestran en el balance del 2020, que continuamos con brechas de género muy importantes.
Desde FESP UGT aclaran que es prioritario actuar con especial transcendencia para hacer frente a esta situación y, evitar que se vean más agravadas por los efectos económicos de la pandemia.
Quedando claro, que persisten todavía importantes desigualdades estructurales que provocan la permanencia de brechas de género en el empleo, lo que se traduce en menos oportunidad laboral para las mujeres y limitaciones a su derecho a la autonomía personal y a la igualdad.
