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El rincón de Aranda

Ferias y verbenas de Melilla…

…con datos de mi buen amigo josé l.blasco, experto en iglesias, curas, monjas, santos, vírgenes y beatas
A principio del siglo XX, en Melilla, la tómbola de la Feria la montaba la Cofradía del Nazareno, abasteciéndose con los regalos de la gente “con posibles”, y del altruismo de algunos comercios de la ciudad. En 1903, la Junta de Arbitrios donó a esa tómbola un premio de 100 ptas. y otro de 50 ptas. que entonces ya era dinero. A la Caseta Municipal, simplemente le llamaban: “La Caseta” porque, imagino era la única que montaban. Medio siglo después, cuando yo era un chavea, y ya como Caseta Municipal, recuerdo que la orquesta que actuaba era la del Hotel Rusadir, y el ventrílocuo Toné Arias. En la Carrera Ciclista, el primer premio era de 700 ptas.. También actuó la Orquesta Trébol, cuyo batería era Emilio, Cabo 1º del Rgto. Infantería Melilla nº 52, que también enseñaba en la Banda de Cornetas y Tambores de la OJE, cuyo director de la música era D. Julio Moreno, que tanto reclamo a las autoridades que le dediquen una calle en Melilla, y no me hacen ni puto caso. Yo espero que algún día suene esa flauta, y podamos ver su nombre en el callejero, junto a otros que no han hecho nada por la ciudad (sic). Muchos lectores saben que D. Julio enseñó música a cientos de niños de todos los barrios, compuso obras musicales loando a Melilla, organizó un coro y una rondalla, dirigió una banda de música, y todo ello sin cobrar ni un céntimo.

Con respecto a la Tómbola, creo que era la del “Cubo”, debo decir que a mi madre, a mediados de los cincuenta le tocó no un cubo, sino un cajón lleno de regalos, con jamón incluido. Aquélla noche mi familia éramos la más feliz del mundo, y algunos vecinos también pudieron disfrutar del regalo: la generosidad de mi madre era así. Varias décadas después supe que el muchacho que le vendió la papeleta y nos entregó ese gran premio, fue Guardia Urbano, llegando a ser todo un Presidente de la Ciudad. Hay que ver qué cosas tiene la democracia, ¡eh!. Igualito que cuando Franco, como diría mi amigo Juan, que siempre mandaban los mismos conmilitones y paniaguados.

Sobre las verbenas de los distintos barrios de Melilla, debemos comenzar por la de la Alcazaba, que se celebraba el día de la Virgen de la Caridad. En mayo en El Pueblo era la Divina Pastora. En junio en el Barrio de La Libertad, la de San Juan. En julio en el Hipódromo, Batería Jota y Cabrerizas, la Virgen del Carmen. Hubo unos años que en “La Cañada”, o Castelar, también se celebraba la Virgen del Carmen. En agosto, en el Barrio de Del Real, San Agustín. En el ínterin, que existía entre la de Del Real y la del Centro, se festejaba la del Barrio de la Victoria. A mediados de agosto del pasado siglo, en el Tesorillo, se celebraba la Virgen de la Montaña, y en la actualidad es la Asunción, cosa que alguien debiera decir el motivo del cambio de ambas vírgenes.

También hay que decir que en la barriada de “Corea”, antes de celebrarse la misa y la procesión, los vecinos, y vecinas, eran los verdaderos “Señores de la Virgen”; dejando entre todos el barrio enjalbegado, hecho un pincel, para que se pudiese celebrar la misa.

Uno de los recuerdos más emotivos que guardo en mi memoria, es cuando en el amplio patio de Tracción Mecánica, en la calle Fernández de Cuevas, en la Verbena del Tesorillo, una orquestina de pocos músicos, solía tocar foxtrot, valses y tangos; pero lo que más me divertía eran los pasodobles, tipo marcha militar, desfilando con “arrastraero de pies” en compás de 2×4: un, dos, un, dos… Imagínense ustedes a unos cincuentones, como Manolo Añón, que era el Jefe de esa sección, a Imbroda, al Lito, Lorca, Mariano, y a Aranda, mi padre, todos conductores, y a Infante, ayudante, marcándose con sus respectivas esposas, unos tangazos de los tiempos en que ellos fueron jóvenes. Hoy sería “Baile Retro”; pero hay que remontarse a aquéllos años en que, de los “Cuatro Jinetes del Apocalípsis” que asolaron España con su “Movimiento”, y su posguerra de mierda, junto a la II Mundial, solamente cabalgaba, rematando la faena, el del “Hambre”, el muy cabrón.

El de la Noria, con dos tíos fortachones, le pegaba al bombo con ritmo de vals en compás de 3×4: un, dos,tres, …; “El Látigo Pérez”, donde no era raro que alguien vomitase, como en el “Balansée”.

También recuerdo a un señor muy educado, y pulcro en el vestir, que cuando me observó que yo tenía una peseta en la mano, me dijo: “Fíjate que ahora pone: Francisco Franco, Caudillo de España, por la Gracia de Dios. Pero debiera leerse: Caudillo de España, por la poca gracia que tuvo Dios”. Entonces no entendí nada, pero años más tarde tuve la impresión que fue uno de los “rojos” que quedaron en la “Nueva España de Franco”.

En aquéllos años un niño de las Canteras del Carmen, vistiendo una camisa de color verde, se ahogó en el “Agarraero”, a espalda del Cementerio, donde muchos chaveas de Ataque Seco, Castellón, Duque de la Torre, Horcas Coloradas, y Monte de María Cristina, solíamos bañarnos.

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