El sábado pasado tuve la oportunidad de ver por primera vez a la U. D. Melilla, evolucionar en el terreno de juego del Estadio Municipal Álvarez Claro, enfrentándose al Mouludia Club de Oujda de la Primera División de Marruecos. Independientemente del resultado, algo intranscendente en este periodo preparatorio, debo decir que fueron tantas cosas buenas las que percibí, que antes de que comience la liga me atrevo a pronosticar que si el club sigue en esta línea de trabajo y las lesiones respetan al equipo, la Melilla futbolística se vestirá de fiesta para disputar los Play-Off de ascenso.
para disputar los Play-Off de ascenso.
Dicho esto hablaré de las sensaciones que me transmitió el equipo, del problema que pueden acarrear las personas tóxicas en el vestuario, del compromiso de todos los jugadores de sentirse importante jueguen o no y mi conclusión final.
El equipo
El equipo responde a la idea de los mejores conjuntos de esta categoría: solidario, intenso, ambicioso, tremendamente generoso en el esfuerzo, líneas muy juntas, trabajo colectivo, buen trato de balón, defensivamente serios, firmes, con sentido de la anticipación, bien colocados con atención a las ayudas y coberturas, y cuya mejor virtud es su gran rapidez en las transiciones defensa-ataque y viceversa. Sólo nos queda comprobar su capacidad goleadora y el plan B para casos de emergencias.
Al entrenador Josu Uribe le corresponde un mérito indiscutible en todo esto. Su tarea más importante ha sido la de dotar al equipo de una organización a través de la cual el valor del conjunto excede a la suma de los valores individuales. Para ello ha tenido que manejar conceptos de trabajo colectivo y esto lo ha conseguido con creces, de hecho cualquier jugador de la plantilla está preparado para sustituir a cualquier compañero en momentos puntuales y hacerlo bien.
En mi opinión representa un modelo de juego más que aceptable para afrontar todos los retos que se les pueda presentar en el Grupo IV de la Segunda División B. De cualquier modo, se me antoja que esta Unión Deportiva ofrece un amplio margen para la mejora y para la esperanza.
Personas tóxicas en el vestuario
No sería fiel a mí mismo si no dijera que lo único que me puede generar alguna duda en el equipo es el ambiente que se pueda crear en el vestuario, ya que las fisuras en las relaciones interpersonales pueden dar al traste con el rendimiento deportivo. A nadie se le escapa pensar que en el fútbol, como en el deporte de equipo, las relaciones interpersonales que se establecen entre sus jugadores, tanto formales como informales, influyen decisivamente en el rendimiento del conjunto.
La actividad del futbolista puede definirse como una relación humana permanente. Un equipo, sus jugadores, deben estar hermanados, unidos, ser camaradas y conciliar en todo, pero desgraciadamente sabemos que esto no siempre es así, pues la misma competencia que existe entre ellos por ser titulares lo impide. Además están los problemas lógicos en la relación entre las personas: envidias, antipatías, manías, celos, egos, etc.
En algunas ocasiones los clubes y/o entrenadores, contratamos a jugadores equivocados, difícil de controlar y que a veces se infiltra en las tripas de un equipo, intoxicando permanentemente el vestuario. Son «personas tóxicas» que siempre ven lo que pasa en el ojo ajeno, pero se olvidan de ver lo que tienen en el propio.
Evidentemente corresponde al entrenador ser el guardián del estado de ánimo del grupo y un escudo para impedir interferencias tóxicas, pero conseguir la integración de todos no es solo una labor exclusiva de él, también deben involucrarse los lideres formales del equipo (capitanes). Habrá que estar atentos a esos movimientos desestabilizantes, siendo de suma importancia conocer bien a todos y cada uno de los jugadores para poder anticiparse a posibles comportamientos que dificulten la convivencia y envenenen el ambiente.
Sentirse todos importante y comprometidos
Es de suma importancia recordar a los jugadores desde el primer momento que la calidad también se mide por el comportamiento; la dificultad de ser suplente en un equipo se ejemplariza siendo exquisito, educado y correcto con las decisiones técnicas.
Los entrenadores sabemos de la dificultad de esta situación y el sentimiento de enfado, dolor y tristeza que le embargan cuando no juega (lógico), pero su parte del trato debe estar garantizado con su rendimiento, tanto en el trabajo diario como en los minutos que tiene en los partidos, y eso siempre acabará con el premio de la titularidad.
Ahora que comienza la liga, lo primordial es que todos os sintáis importantes, nadie puede bajar los brazos, todos debéis permanecer alerta y listos para ayudar en el momento que se os necesite, esto no es solo cosa de once. Son muchos encuentros que disputar a lo largo de la temporada y como veréis, habrá oportunidades para todos de participar. Po ello, toda la plantilla debe mantenerse comprometida en su totalidad, esta es la prioridad. Con actitudes positivas siempre se consiguen grandes resultados.
Conclusion final
En mi opinión, esta temporada se suman varias circunstancias que cualquier club desearía para consumar el éxito: Una nueva Junta Directiva entusiasmada con el proyecto, que transmite ilusión y confianza, con un presidente valiente a la cabeza; Una plantilla suficientemente equilibrada con competencia en cada uno de los puestos; Un entrenador con las ideas claras y una representación de juego atractiva; Un equipo involucrado con una idea de futbol tremendamente generosa, donde el juego colectivo prima sobre las individualidades estériles y egos personales. Y un presupuesto más que aceptable para los tiempos que corren.
Si a ello le sumamos un Grupo IV con las ausencias de Cádiz, UCAM Murcia y Sevilla Atlético, además de los llamados «gallitos», Real Jaén, Cartagena y Recreativo de Huelva, con dificultades económicas para confeccionar plantillas súper competitivas, solo nos quedarían Murcia, Lorca, Mérida, Granada B, Real Jaén, Cartagena y Recre para disputar los cuatro puestos de cabeza. Evidentemente puede que salga algún equipo sorpresa (Marbella o Linares), pero sin duda y siendo objetivos, lo tenemos bastante mejor que otras temporadas.
Así que entre pensar en positivo o pensar en negativo, me quedo con lo primero. Ya habrá tiempo de lamentarse si llega el descalabro, pero tengo la sensación de que si todo va bien, nos vamos a sentir tan orgullosos de nuestra U. D. Melilla, que hasta pondremos el carnet de socio o abonado, encima de la tarjeta de crédito.
Solo nos faltaría para poner la guinda al pastel, una afición más numerosa y comprometida con el equipo hasta el final.
