- Desde luego que está la cosa.
- ¿Qué pasa ahora?
- Eso es lo que pasa. Que no pasan.
- Que no pasan… ¿Qué no pasan?
- Que no pasan un trapo por los cajeros automatizados. Fíjate. El otro día fue una mujer a sacar dinero…
- ¿Una mujer a sacar dinero?
- Sí. El marido lo mete y ella lo saca.
- ¿Y qué?
- Pues que le salió una araña.
- ¡Una araña! ¿Y le araño la araña?
- No. Porque la mujer se tiró “patrás”
- ¿Y la cogió un coche?
- No. Porque era zona peatonal…Que si no…pero se enganchó un zapato en la rendija de los árboles, que sirven de papelera o contenedor….Y se quedó pegada.
- ¿Pegada?
- Pegada. Pero pegada, pegada. Pues se conoce, que el perrito compañía…de tamaña felonía…comió chicle ese día…que le dio su dueña…la nena María.
- ¿Y la mujer qué hizo?
- La mujer lloró.
- Lloró… ¿De rabia?
- No. De pena.
- ¿De pena?
- De pena, porque se manchó una falda que llevaba de pana.
- ¿Tuvo pena por la pana…o la pana quedó hecha una pena?
- Las dos cosas.
- ¡No hay derecho!
- Desde luego que no hay derecho, como están las rendijas que han puesto a los pies los arboles de esta zona peatonal.
- Y que lo digas. El otro día las vi. Me hizo gracia, pues había en una, además de un botellín vacío, medio bocadillo de no sé qué, unos cupones de la Caridad, y unas braguitas de niño chico.
- ¿Con palominos?
- No me fijé porque llevaba prisa.
- Pues yo vi en una, aparte de más de medio kilo de cáscaras de pipas, la pagina de un periódico con las fotos de Imbroda y Marín en el Puerto.
- ¿Es qué se iban?
- Eso me pareció ver.
- ¡No me lo puedo creer!… ¡No me lo puedo creer!
Buenos días y feliz viaje
