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El viento y la lluvia se toman una tregua y Melilla disfruta de una multitudinaria cabalgata de Reyes Magos

El fuerte viento de poniente, además de la lluvia que cayó sólo momentos después de que la cabalgata acabara, a punto estuvieron de dar al traste con la majestuosa cabalgata de Reyes Magos, pero la climatología se tomó un descanso durante las horas claves y los miles de melillenses que siguieron en vivo el discurrir de las nueve carrozas y los 16 pasacalles, pudieron disfrutar sin ambages de una de las celebraciones más multitudinarias del año, la visita de los regios magos de oriente. A lo largo del recorrido, que discurrió sin incidentes, se lanzaron dos mil kilos de gominolas, así como bastones de caramelos y el carbón dulce que repartía un tren turístico bellamente decorado. A destacar además, el importante dispositivo de seguridad establecido desplegado para la ocasión, incluyendo el equipo de custodios de las carrozas. A las siete en punto de la tarde se inició la cabalgata oficial de Reyes, que finalizó casi dos horas después y que se inició con un cambio en el recorrido tradicional, al elegir en esta ocasión la calle de la Comandancia Militar. La Avenida de Juan Carlos I se convirtió en una marea humana, en la que niños y mayores se apiñaban a lo largo del recorrido para estar más cerca de sus majestades.

Cabalgata
En esta ocasión nueve carrozas conformaron la cabalgata, todas ellas con alegorías del mundo de la fantasía, confeccionadas en la ciudad. En todas ellas participaban niños ataviados con disfraces, pertenecientes a distintas asociaciones de vecinos. Destacó, de forma especial, las carrozas de los Reyes, acondicionadas por MartiManiac que presentó diseños en los que predominaban las curvas y dorados, así como las formas inspiradas en alegorías mitológicas como el genial unicornio que tiraba de la carroza del rey Baltasar.

También contribuyeron a animar el ambiente los dieciséis pasacalles, tres de ellos peninsulares, que gracias a sus disfraces, músicas y coreografías, han creado un auténtico ambiente festivo. Sin duda, todo un acierto lo de los pasacalles melillenses, por el interés de sus componentes, por las ganas de pasarlo bien, por el sumarse a la fiesta de su ciudad y por compartir con amigos y familiares un momento mágico.

Entre pasacalles y figurantes, entre los que se encontraban incluso Miss y Mister Melilla, se estima que más de 550 personas se encargaron de dar vida, contenido y ritmo a una cabalgata en la que la música tuvo además su punto clave. Este año se repartieron dos mil kilos de caramelos, aptos para celiacos, así como bastones dulces y además, carbón dulce como cierre que se encargaron de repartir unos simpáticos cabezones desde un trenecito turístico ataviado para la ocasión.

El recorrido contó con vallas de seguridad para evitar el acceso de transeúntes a la calzada. El consejero de Seguridad Ciudadana, Isidoro González, destacó la falta total de incidentes a lo largo de toda la cabalgata y señaló también que el dispositivo de seguridad estuvo compuesto por 26 agentes de la Policía Local y 2 subinspectores, además de policías nacionales y guardias civiles, y las cuatro personas por carroza encargados de labores de custodia y voluntarios de Protección Civil.

Balcón
A su entrada en la Plaza de España, la cabalgata llegó a su fin. Sus majestades se dirigieron entonces al Palacio de la Asamblea, donde fueron recibidos por el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda. Seguidamente se asomaron al balcón del Ayuntamiento, desde el que saludaron a los cientos de ciudadanos que les esperaban en la calle. Melchor fue el primero en tomar la palabra para afirman que llegar a Melilla había sido "un viaje muy largo, pero más grandes son las ganas de estar con vosotros un año más y es que vuestra ilusión y entusiasmo son nuestra recompensa". Animó a los niños a portarse bien y a acostarse temprano.

Por su parte tanto Gaspar como Baltasar animaron a los niños a irse pronto a la cama para poder madrugar en esta mágica mañana. El deseo de los regios invitados, que 2016 sea un buen año para Melilla.

Seguidamente, los reyes fueron conducidos al despacho del presidente de la Ciudad, quien les hizo entrega de un presente, en agradecimiento por su vuelta, un año más, a Melilla, una ciudad que los recibe siempre con los brazos abiertos.

Antes de marcharse, los Reyes acudieron al Salón Dorado, donde también le esperaban un importante número de niños, hijos de funcionarios municipales.

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Jesús Andújar

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