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Atril ciudadano

El Rey

Como rey, se ha portado como mejor ha sabido o ha podido. ¿Ha cumplido con su palabra de rey?. Si ha sido así, no hay que darle más elogios ni palabrerías inoportunas, no por inciertas y si por oportunistas. El Rey Juan Carlos I, ha cumplido con su obligación, si no, no hubiese sido rey. La historia está llena de ejemplos. Por desgracia en este país. Como hombre, si ha tenido sus fallos,.. ¿Quién no los tiene?… y no soy yo para juzgarlos. Pero, como rey, para mí, el gran fallo de Juan Carlos I, no ha sido, el que haya podido tener como hombre, que lo es, y por tanto sujeto a equivocaciones. Para mí, el gran fallo ha sido no haber tenido más contactos con los políticos, indicándoles comportamientos y obligaciones. Tal vez, los haya tenido, pero no han sido del dominio público, ya que hubiese sido lo más indicado, hacer partícipe a través del rey, a los políticos que existe un pueblo que da su confianza unida a sus mejores deseos de superación, bienestar y honradez. Igualdad, fraternidad y legalidad. Los tres pilares fundamentales donde se asienta la autentica Democracia. Ese para mi, ha sido el gran fallo de este Rey.

No haber tenido más contactos y presencia con la clase política gobernante, ya que esta, en muchas ocasiones, enfrentadas como están en partidos e ideales ajenos a las autenticas realidades del país, necesitan, que alguien, "mayor que ellas", les hubiese recordado o enseñado, que España, no es solo una campaña amañada de elecciones, sino, un alma colectiva, que hace y se fortifica de la unificación de almas individuales. Y a eso, hay que tenerle el mayor respeto y dedicación. Lo contrario, en muchas ocasiones, ha dado lugar a que Juan Carlos I, haya decidido poner fin a su reinado, con la tristeza, no de dejar un trono, y si de dejarlo en las circunstancias que lo deja: "Millones de parados. Familias sin hogar. Aumento considerable de la Caridad Pública. Salarios tercermundistas. Pensiones miserables. Educación y Sanidad pública
mermada. Retribuciones millonarias a altos ejecutivos. Políticos malversadores… originando clamor y descontento popular"… Toda esta situación, tal vez, le haya hecho preguntarse: "Después de 37 años, al frente como cabeza rectora, y firme corazón de la una Democracia: ¿Dónde estuve?… ¿Para qué estuve?… ¿Por qué estuve?"…
Los políticos y responsables económicos y sociales de este país, los cuales se deshacen en elogios y palabrerías de última hora, pudieran contestar a estas preguntas y no solo lo hiciera el Rey que confió en ellos. Pero analizándolo todo. Sus logros como rey y su fallos como hombre. Para mí, que creo en España, existe un saldo a su favor, en cuyo balance final, sobresale una cosa: El haber gestado a ese ser humano como su hijo el Príncipe Felipe, el cual traerá para España, una época de prosperidad no solo económica, sino lo más importante, social y humana, ya que trae esas preguntas que se pudiera hacer su padre, no solo escritas en el nuevo deber que le obliga y responsabiliza, sino grabadas en lo más profundo de su mente y de su corazón. En su mente porque Felipe será un rey que piensa que lo es. Y en su corazón, porque este rey, al pensar que lo es, sabrá también que solo el amor podrá hacer de ese pensamiento personal, una realidad común llamada España.

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