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El resumen de la política del PSOE, 84 días después: “Este muerto está muy vivo”

El Gobierno de Sánchez, apoyado en extrema izquierda y secesionistas, es inoperante

Casi tres meses después de la llegada por sorpresa de Pedro Sánchez al Gobierno de España, los despropósitos y la obsesión por el impacto mediático copan la actualidad de un Ejecutivo en absoluta minoría, incapaz de tomar decisiones relevantes para el país y enfrascado en el obsesivo empeño de resucitar la figura del dictador Francisco Franco, en esta ocasión forzando su exhumación del Valle de los Caídos mediante el dictamen de un Decreto Ley. A este surrealista empeño se le suma una errático política migratoria y varios escándalos como el de utilizar el “Falcon” para viajar a un concierto de “The Killers” o la “reforma” de Moncloa a manos de Begoña Gómez; tanto despropósito casi desvía la atención del trato servil que desde el PSOE se dispensa al independentismo. Falta una semana para que el Gobierno del socialista Pedro Sánchez cumpla 3 meses y, pese a no haber convocatoria de elecciones a la vista, la situación del Ejecutivo, en absoluta minoría y totalmente dependiente de la extrema izquierda y los partidos independentistas, hace que sea materialmente imposible llevar a cabo iniciativas de Gobierno más allá del márketing al que nos ha acostumbrado el “sanchismo” desde sus primeros instantes en Moncloa.
En lugar de soluciones, los 3 meses de gobierno socialista dejan un enorme cúmulo de despropósitos y situaciones surrealistas, empezando por la errática y caprichosa política migratoria y acabando por el empeño casi enfermizo del PSOE de apelar al revanchismo histórico, “jugando” con los huesos de un dictador que, pese a haber fallecido hace casi 43 años, parece más vivo que nunca.

¿Aquarius o devoluciones?
Uno de los mejores ejemplos de la falta de rumbo del actual Gobierno son sus decisiones en materia migratoria, que han oscilado, por un lado, entre los brazos abiertos y el carmenesco “refugees welcome” y, por el otro, la defensa de los denostados CIEs, la negativa a acoger más buques humanitarios y la devolución (justo ayer) de un total de 116 inmigrantes subsaharianos que habían accedido a Ceuta saltando la valla este mismo miércoles. Los brazos abiertos, en menos de un mes, parecen haberse convertido en patadas en el trasero, y todo ello sin que el Gobierno haya admitido error alguno en sus planteamientos.

Franco
Pedro Sánchez, ante la total incapacidad de actuar de su Gobierno más allá de la mera aplicación de unos presupuestos ajenos, ha tomado la iniciativa de recuperar el revanchismo y el guerracivilismo que rescató la administración Zapatero, tomando la decisión de exhumar los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos utilizando para ello un Decreto Ley, fórmula reservada para la toma de decisiones urgentes para la nación, decisiones cuyo paso por el Congreso supondría una demora inadmisible; se ve que cambiar de sitio unos restos mortales que llevan más de 40 años reposando es una necesidad de extrema urgencia para todos los españoles.
Esta decisión ha suscitado una enérgica queja por parte de más de 180 altos mandos del Ejército (en activo y retirados), que han pedido respeto para los restos del dictador por su destacado papel como militar.
En definitiva, el sanchismo, a falta de otra cosa que hacer, parece haberse empeñado en dejar un legado a todas luces surrealista: la exhumación de Franco. Si el país no tuviera problemas más importantes que un dictador fallecido hace cuatro décadas, hasta resultaría cómico que todo un Ejecutivo se dedicara a la resurrección de Franco porque, al parecer, “este muerto está muy vivo”.

Frivolidad y gasto
Si a la montaña rusa de buenas intenciones migratorias y a la resurrección de Franco le sumamos otros “patinazos” y frivolidades como el viaje de “agenda cultural” del presidente en un avión oficial para ver un concierto de “The Killers”, la redecoración de Moncloa (por medio millón de euros) a manos de la “primera dama” o la colocación de próximos y allegados en puestos de relevancia, casi no tendríamos tiempo de caer en el hecho de que el sanchismo ha “montado” el Gobierno más caro en años y ha aumentado el techo de gasto, todo ello pese a haber pactado ajustes con Bruselas.
Tanto despropósito casi consigue desviar la atención del trato servil que dispensa el PSOE a los secesionistas catalanes, quienes celebran la debilidad de aquel que no se atreve a defender al Estado por miedo a caer de una silla que ellos sujetan.

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Fernando Lamas Moreno

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