Educar a las nuevas generaciones en el respeto a los demás y, en especial, en que la diferencia no es un problema, es la base de las jornadas de puertas abiertas que desde hace catorce años celebra siempre con éxito el Centro de Educación Especial Reina Sofía. De esta forma, alumnos de 3º y4º de Primaria de distintos centros escolares de la ciudad, acuden un año más a esta invitación permitiendo a sus estudiantes disfrutar de una jornada de celebración en la que, a través del juego y la camaradería se educa en la inclusión del compañero y en la idea de que todos tenemos algo bueno que aportar a la sociedad. Amparo Morala, directora del CEE Reina Sofía, explicó que son catorce los años que se vienen celebrando estas jornadas de puertas abiertas en las que tanto el centro como los propios alumnos, se convierten en anfitriones de compañeros del resto de la red de centros. En concreto, se invita a estudiantes de 3º y 4º de Primaria (de entre 8 y 9 años) a los que se anima a disfrutar de un día de convivencia.
Jornadas
Según indicó, estas jornadas buscan que los escolares melillenses de este tramo de edad, al mismo tiempo que se lo pasen bien, interactúen con los alumnos del Reina Sofía y «se sensibilicen en la diferencia, en lo importante que es el respeto a las diferencias y que esas personas que necesitan determinadas ayudas para determinadas facetas de la vida, son personas que también pueden hacer cosas y con los que poder jugar porque tienen los mismos gustos». Se apuesta por alumnos de estas edades porque «son receptivos y participativos y se les puede influir en positivo en los valores que queremos trasmitir, que concienciar de forma lúdica en las diferencias y el respeto a las mismas. De esta forma cuando sean mayores vean la diferencia como algo habitual, es decir, normalizarla «, incidió.
Antes de que visiten el centro, se remite a los colegios un cuento en CD en el que «les contamos que para ver a una persona como tú, tienes que mirarte en el espejo y ver que todos somos diferentes, que la diferencia enriquece, que si no seríamos todos robots, y que dentro de esas diferencias, hay personas que necesitan algún tipo de ayuda para desplazarse, comunicarse o aprender y que aquí es donde recibimos a estos niños».
La jornada de puertas abiertas se inicia con una proyección en PowerPoint explicando qué es el Centro Reina Sofía y los niños que allí acuden. Después, los escolares se dividen en grupos junto a los propios alumnos del centro y se distribuyen entre las distintas actividades previstas. Muchas de ellas, por su éxito, se mantienen desde el primer año, como el laberinto del terror o los patines para derribar bolos. A estos se han incorporado, a lo largo de los años, el taller de pompas de jabón o los juegos populares que plasmó hace un año una profesora en el suelo del patio para mayor diversión de los participantes.
Después de tanto trasiego, un tentempié antes de volver a casa «alegres y satisfechos». Aseguró que aunque esta semana supone mucho esfuerzo y trabajo al personal del centro, el esfuerzo merece la pena. Para los alumnos del Reina Sofía, «que son tan receptivos y disfrutan tanto, esto es una fiesta».
MECD
Por su parte el director provincial de Educación, José Manuel Calzado, afirmó que «en la sociedad en la que vivimos, es necesario que se organicen jornadas de este tipo para dejar de manifiesto que todos somos necesarios, que todos podemos aportar cosas en positivo».
Esta actividad permite a alumnos de otros centros interactuar con otros niños con discapacidad y que eso «no les impide jugar, ilusionarse, llorar, reír, ser felices o aportar cosas». Cree que precisamente en eso radica el éxito de estas jornadas en las que toman parte casi la totalidad de los centros de primaria de la ciudad.
