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El precio de las uvas de la suerte se eleva a tres euros el kilo o a 1,2 euros la lata

Los melillenses cumpliremos esta noche con la centenaria tradición de tomar doce uvas siguiendo las últimas doce campanadas del año. Para ello habrá que conseguir la docena perfecta de uvas y la falta de previsión puede resultar un duro castigo para la economía familiar, en especial en estas fechas de gastos. Si hace dos años los precios se habían ajustado como consecuencia de la crisis, en esta Navidad la situación varía por lo que no será difícil encontrar el kilo de uvas a tres euros, si le gustan las frescas, o a 1,20 la lata con sus doce dulces ocupantes perfectamente envasadas. Los mercados y fruterías de la ciudad han hecho buen acopio de este estimado compañero de fatigas de la Nochevieja española, y los precios, según clientes y vendedores, difieren mucho de los del pasado año. Lo cierto es que en algunos establecimientos podía adquirirse ayer medio kilo de uvas a un euro, en una oferta especial, mientras que en otros, el kilo se elevaba hasta los tres euros. En cuanto a las uvas enlatadas, los precios son similares a los del 2014, rodando el euro o superándolo en un par de céntimos. Así es fácil encontrar latas a 1,10 euros o a 1,20 céntimos. Parece que se aleja el temor a que con la crisis, el género se quede sin vender.

Las familias, en función de su economía serán las que decidan y ya se sabe que a falta de uvas, hay quienes incluso recurren a las pasas, las gominolas o incluso a las aceitunas con anchoas. Lo cierto es que no hay que dejarlo todo para última hora, máxime cuando hoy los comercios cerrarán muy temprano.

Historia
En cuanto a cómo tomar las uvas, aquí se cumple eso de que 'para gustos, los colores' y es que hay quienes las toman enteras, otros les quitan la piel y los más sibaritas les retiran hasta las pepitas. El objetivo de todo esto es tomar las uvas evitando atragantarse.

La implantación de la costumbre de tomar las doce uvas, que es exclusiva de nuestro país, no se debe a motivos religiosos o culturales, sino más bien a meros intereses económicos. En la Nochevieja de 1909, los viticultores, en un esfuerzo desesperado de imaginación, consiguieron desembarazarse del excedente de aquella temporada inventando el rito de tomar las uvas de la suerte en la última noche del año. Aquella moda pronto se extendió por todo el país. El sentir generalizado es que comerse las doce uvas a medida que van sonando las campanadas de medianoche es una manera de empezar el nuevo año con buena suerte.

Como cada año, unos 28 segundos antes de las doce de la noche del 31, la bola de latón del reloj del edificio principal de la Puerta del Sol descenderá por su propio peso, dando paso al típico repiqueteo anunciador de que el año 2015 está a punto de terminar. Luego sonarán los cuatro cuartos y después las 12 campanadas, con un intervalo de tres segundos entre una y otra, tiempo suficiente para ir tomando una a una las doce uvas de la suerte.

Pero alrededor de esta tradición ha surgido toda una serie de rituales cada vez más complejos y en cierta medida absurdos que, tenga o no tenga lógica o sentido, sin lugar a dudas, es divertido. Así hay quien recomienda utilizar ropa interior amarilla porque trae mucha prosperidad, o de color roja porque permitirá encontrar el amor ideal. Si la ropa interior se usa al revés, se tendrá mucha ropa nueva. También hay quien apunta que la ropa interior roja tiene que ser regalada, porque el rojo es un color que representa el amor. En cualquier caso, tome las uvas si lo desea o no las tome, pero sí que desde MELILLA HOY deseamos a todos los melillenses un feliz y emocionante 2016.

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Jesús Andújar

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