La Semana. MH, 04/03/2024
Por: J.B.
Plan de desarrollo de Melilla
Los esencial en cualquier plan es identificar y desarrollar lo siguiente: “qué”, “quién” y “cuándo”. El desarrollo de estos tres elementos vitales definirá las medidas que se tomarán para lograr sus metas y objetivos (el “qué”), las personas responsables (el “quién”) y las fechas de cumplimiento (el “cuándo”).
“Un mal plan es mejor que no tener ningún plan”. Frase de Frank James Marshall, jugador de ajedrez apodado «el mariscal».
El plan podrá/deberá repensarse, reciclarse o cambiar para poder evolucionar. También deberá hacerse partícipes a otros (es muy importante no equivocarse al elegir a quiénes) y ponerlo en consideración de otras miradas (cuatro ojos ven más que dos, 6 más que cuatro, etc.).
Mi amigo Miguel Marín tiene un plan para Melilla. Un gran plan según cree él (esperemos que salga bien). Pero, más allá de buenas intenciones y objetivos muy generales, no se sabe muy bien qué hará, con qué personas y medios contará y, que se sepa, tampoco hay un calendario de acciones. Es cierto que es mejor un mal plan, un plan poco trabajado o un plan equivocado, que no tener un plan.
Para que el bienintencionado plan (muy poco desarrollado) de Miguel para el desarrollo de Melilla tenga éxito habrá que atender a los resultados a corto, medio y largo plazo
Para que el bienintencionado plan (muy poco desarrollado) de Miguel para el desarrollo de Melilla tenga éxito habrá que atender a los resultados a corto, medio y largo plazo. Entiendo que el plan tendrá éxito si se consiguen, en un periodo no superior a tres años, la mayoría de los siguientes objetivos: 1) Que la tasa de paro en Melilla baje considerablemente (actualmente es el municipio con la tasa de paro más alta de España: 26,91 %); 2) Que la reducción del paro se produzca con el incremento de autónomos y trabajadores por cuenta ajena en empresas privadas, no con más contrataciones en la Ciudad Autónoma; 3) Que el PIB de Melilla esté por encima de los 2.000 millones de euros (a finales del año 2022 éramos, y seguimos igual, la última economía de España por volumen de PIB, que era de 1.757 millones de euros); 4) Que los visitantes/comerciantes no residentes que vengan a Melilla lo puedan hacer a precios asequibles; 5) Que el dinero de la Ciudad Autónoma vuelva a las empresas y que no sean los funcionarios o empleados públicos los que lo manejen, sino que lo hagan las empresas (den las armas a las empresas, no las conviertan en subsidiadas: enseñadlas a cultivar, no les deis la comida); es la única manera de que se vaya formando un tejido empresarial casi inexistente en Melilla; 6) Que se solucione el problema de la entrada y salida de las mercancías de Melilla (deben agilizarse los trámites y se debe destinar todo el personal que haga falta para que la entrada de mercancías, y la actualmente casi imposible salida de estas, sea rápida y sencilla); Sacar actualmente cualquier producto de Melilla es una aventura como las de Indiana Jones….;7) Que a las empresas melillenses y a los inversores de fuera se les pongan alfombras rojas (algo que ya está pasando en la mayoría de las regiones/autonomías de España) en forma de subvenciones, ayudas, falta de pegas y burocracia, etc; 8) Que Melilla vuelva a recuperar la vida que tuvo no hace tantos años. Algo que puede resumirse en: a) que la gente no se tenga que ir todos los puentes y fines de semana porque hay, en Melilla, cosas que hacer o que comprar; b) que los melillenses vayan poco a poco volviendo a ver que nuestra ciudad es un buen lugar para que crezcan sus hijos.
Si el superconsejero Miguel Marín consigue acercarse a los objetivos antes citados, podremos decir con alegría que su plan ha sido un éxito
Si el superconsejero Miguel Marín consigue acercarse a los objetivos antes citados, podremos decir con alegría que su plan ha sido un éxito; pero si, algo que ha ocurrido hasta ahora en Melilla con gobiernos de todos los colores, son fuegos de artificio para hacer como que se hace o para hacer cosas que no mejoran la paupérrima situación de Melilla, no tendremos más remedio que decir que el plan habrá sido un fracaso más.
Increíble Ábalos
Increíble, del latín “incredibilis”, es un adjetivo que tiene, según la RAE, dos acepciones: “que no puede creerse” o “imposible de creer”. Uno de sus sinónimos es “asombroso” y su antónimo (contrario) es “creíble”.
El pobre Ábalos (digo “pobre” por dos razones: al parecer no anda bien de dinero y, la segunda razón, porque también da un poco de pena) ha sido abandonado por sus hasta ayer amigos y compañeros y es ahora un apestado (parece que tiene la lepra o la peste) que está en el Grupo Mixto.
Ábalos es increíble por partida doble. Por un lado, nadie se cree (no es creíble) que no supiera nada de los tejemanejes de su mano (muy larga, al parecer) derecha/asesor (Koldo) que, supuestamente, se ha lucrado (no se sabe si para él y/o para otros) con el tema de las mascarillas. Por otro lado, es increíble o asombroso que se dejara arrastrar/utilizar (pensando bien) por Koldo y también lo es que, dejando fuera la importante vertiente económica, que se mantenga en el escaño aduciendo que no ha hecho nada malo y que no está en el sumario (lo estará; si aún no lo está es por su aforamiento).
Ábalos era un soldado (un soldato o soldado es el primer nivel oficial tanto de la mafia estadounidense como de la mafia siciliana en la jerarquía formal de la Mafia) dentro del organigrama de Pinocho que ha sido usado y ahora se le tira a la basura, como un clínex, cuando ya no le sirve
También es increíble que Ábalos pensara que Pinocho Sánchez le fuera a proteger/apoyar. Si alguien conoce/conocía a Sánchez ese era Ábalos y es de alma cándida que, conociéndolo tanto, pensara que no lo iba a dejar tirado.
Ábalos era un soldado (un soldato o soldado es el primer nivel oficial tanto de la mafia estadounidense como de la mafia siciliana en la jerarquía formal de la Mafia) dentro del organigrama de Pinocho que ha sido usado y ahora se le tira a la basura, como un clínex, cuando ya no le sirve.
