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Nota en libertad

El lápiz y la metralleta

melillahoy.cibeles.net fotos 1090 Carlos entrena a

El trágico asesinato de 10 periodistas de la revista satírica francesa Charlie Hebdo, que hacían su trabajo en la redacción en París, el 7 de enero de 2015, así como de tres policías y 4 rehenes, me anima a hacer una reflexión, en su recuerdo y en homenaje a la libertad de expresión que ejercían.


Además de la gran manifestación de París, casi todas las revistas y periódicos del mundo democrático se han unido al pésame y han condenado este hecho calificándolo de atentado contra la libertad; en efecto, ha sido un ataque no sólo contra la libertad de expresión y contra la libertad religiosa, sino contra la vida, valor humano máximo, seguido de la libertad, que queremos disfrutar y con la que convivir, como sociedad democrática.

Una de las viñetas que más acertadamente han dibujado esta masacre representa a un individuo revestido con amplia túnica y una metralleta en las manos que acribilla a una persona, que cae al suelo sobre un charco de sangre, y dice el asesino: “He drew first” (Él dibujó primero). No hacen falta palabras, sólo hace falta un lápiz para desmontar el fanatismo, en cualquiera de sus conocidas y habituales versiones: religioso, nacionalista, fascista o comunista. Está claro que no hay proporción entre el lápiz irónico y la metralleta radical, intolerante, vengadora. Sólo con el comentario sobre la desproporción de hechos sería suficiente para concluir esta nota.

Sin embargo, últimamente, ha ocurrido otro episodio en la comunidad internacional de intento de represión de la libertad de expresión; ha sido el ataque informático y las amenazas contra la productora cinematográfica Sony Pictures para impedir la exhibición de la película “The interview”, porque ironiza sobre el excéntrico dictador de Corea del Norte que tiene sometidos a los ciudadanos de tal país, como súbditos, a una dictadura comunista de las más crueles y extremas. El Presidente Obama ha hecho una oportuna defensa de la libertad de expresión ante la inicial congoja empresarial, que supo reaccionar, exhibiendo la película en multitud de salas de cine.

La libertad de expresión, y la libertad religiosa son integrantes del multifacético concepto de libertad; concepto que es indivisible. No se puede ceder a presiones para su recorte por dos razones; una corresponde al mundo de los conceptos, ya que estos valores son conocidos y admitidos a nivel universal; es decir, no hablamos de fórmulas matemáticas complejas sino de conceptos que las personas comprenden y saben que es un mal si ante un dibujo, responden matando. Y la segunda razón, corresponde al mundo real en el que queremos vivir en libertad y, sabemos, que las leyes han de incluir medidas de control que impidan a los liberticidas acabar con nuestra forma de vida o la vida misma; en efecto, la seguridad personal, física, es requisito del ejercicio de la libertad.

Sobre el mundo de los conceptos y valores vale la pena partir de lo más elemental; voy al preámbulo de la Declaración Universal de Derechos Humanos, proclamada y aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de Diciembre de 1948 que dice que la libertad tiene como base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los hombres para que “los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias”.

En las escuelas habría que enseñar lo básico sobre el bien de la vida, los valores y los derechos y obigaciones de las personas; dice el art. 3 de esta Declaración: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”, que se completa con el art. 19, que dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el no ser molestado a causa de sus opiniones,…y de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.

Así pues, la libertad de expresión y la libertad religiosa, son conceptos universales y no se puede permitir que nadie, desde su fanatismo, intente silenciar e imponer su particular creencia o su interpretación, forzando y reprimiendo la libertad e igualdad ajena, porque piensan o creen diferente. Las libertades de expresión y la religiosa no chocan sino que se tocan en sus límites sin que los excesos subjetivos de un sujeto (fanático religioso) pueda cegar, tapar o suprimir el ejercicio de la libertad ajena y, nunca, matando. El mundo occidental ha superado la fase violenta en el que las ofensas personales se ventilaban con armas; hoy quienes consideran que le han molestado o insultado en su creencia, honor, fe, dignidad… no son comprendidos por la sociedad si matan al ofensor, porque saben que el valor supremo es la vida y que esa reacción sería desproporcionada. Pero, probablemente, los móviles de estos asesinatos sean distintos a la citada creencia religiosa, que la usan como excusa para intentar tener poder, influir o desestabilizar en la sociedad occidental, en la que algunos viven, pero que sienten incómoda; probablemente, los autores sean personas frustradas e insatisfechas en el mundo en el que han nacido, crecido y educado; y ello nos lleva al análisis de qué aspiración tienen quienes viven o vienen a la sociedad occidental si no desean integrarse en la ley y costumbres del lugar; de otro lado, debemos plantearnos qué educación se imparte en las escuelas europeas.

Por ello tras reflexionar sobre la libertad de expresión, llegamos a la relación libertad-seguridad ya que hay que ser equilibrados para defender nuestra libertad y democracia sin caer en la autolimitación, o en miedos exagerados con condenas generales, porque es distinto islamismo y yijadismo; así, hay que disponer de medios policiales modernos y conocer quién cruza las fronteras europeas, porque una sociedad ordenada democráticamente debe conocer como actúan quienes no nos aprecian.

La tensión libertad-seguridad en nuestro sistema jurídico político exige prever y actuar preventivamente compatibilizando ambas en las diversas parcelas de libertad. Por ejemplo, en relación al anteproyecto de Ley de Enjuiciamiento Criminal han informado, acertadamente, el Consejo General del Poder Judicial y la Fiscalía General que sería inconstitucional que el Ministro del Interior tuviera facultad para ordenar, por razones de urgencia, levantar el secreto de las comunicaciones sin resolución judicial porque violaría lo dispuesto en el art. 18.3 de la Constitución.

CONCLUSIÓN: La vida es el valor máximo del hombre; nadie puede disponer de la vida ajena en nombre de una creencia religiosa o política. Las democracias occidentales han de prever y actuar para evitar que quienes no creen ni defienden los valores de la vida, libertad e igualdad de las personas, utilicen, precisamente, nuestras libertades, para atacar nuestra forma de vida; sin embargo debemos hacer compatible seguridad y libertad, sin reprimir nuestra propia libertad, pues habrían ganado.

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