El fotógrafo Laureano Valladolid lleva cuatro décadas detrás del objetivo, pero ayer el foco estuvo puesto sobre él porque se jubila. Después de una vida laboral dedicada a captar con su cámara la actualidad de Melilla y los actos oficiales de la Ciudad Autónoma, el fotógrafo manchego de nacimiento y melillense de adopción recibió un pequeño homenaje de la Administración local como reconocimiento a su “valiosa labor y el afecto imperecedero en el tiempo”. El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, fue el encargado de entregarle el escudo de Melilla con esa dedicatoria grabada en un acto sencillo que tuvo lugar en el Salón Dorado, con la presencia de algunos miembros del Gobierno local y quienes han sido sus compañeros de la prensa. Porque de los 40 años que Laureano Valladolid lleva trabajando como fotógrafo en Melilla, la mayoría han estado dedicados a los medios de comunicación.
Fue, de hecho, uno de los pioneros de la prensa en Melilla, como él mismo recordó ayer en el resumen de su vida laboral que hizo ante los micrófonos. “Y pensar que empezamos Avelino [Gutiérrez], Ángel Morán y yo…”, afirmó nostálgico Laureano Valladolid, que en sus inicios se dedicó a trabajar en el estudio que montó para retratar bodas, bautizos y comuniones.
También ha estado trabajando 38 años como fotógrafo oficial de la Ciudad Autónoma, en los que acumula muchas anécdotas y viajes oficiales del presidente a La Zarzuela y La Moncloa, pero se lleva, sobre todo, el orgullo de haber podido inmortalizar la histórica visita de los Reyes de España el 6 de noviembre de 2007.
Ahora, ya jubilado, piensa dedicarse a la familia y a intentar “hacer una vida cómoda”. “Creo, sinceramente, que me la he merecido”, afirmó Laureano Valladolid, un hombre al que Imbroda ayer definió como “buen profesional, gran compañero, leal a prueba de bombas, y que cree en los ideales y en la amistad”.
