Tal día como hoy, hace 20 años, Melilla logró pasar página a más de una década de tensiones políticas provocadas por la reivindicación autonómica. El 13 de marzo de 1995, el Rey Juan Carlos I sancionó la Ley Orgánica 2/95 del Estatuto de Autonomía de Melilla, un proyecto político por el que los melillenses incluso se echaron a la calle para que su ciudad encontrara de una vez por todas su lugar propio en el Estado de las Autonomías. Aquel día, Melilla, con apenas 56.600 habitantes, pasó a estar por encima de las grandes ciudades de España para situarse en el mismo rango de las comunidades autónomas, aunque políticamente un escalón por debajo al ser considerada, al igual que Ceuta, como una Ciudad Autónoma. El Estatuto de Autonomía de Melilla, que se ha mantenido sin alteraciones en estos 20 años, fue fruto de un acuerdo político entre los dos grandes partidos de España, PSOE y PP, que entendieron la necesidad de las dos ciudades norteafricanas por no quedarse descolgadas del Estado de las Autonomías. Una de las figuras clave en este marco negociador fue el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que entonces era vicesecretario general del PP y llevó la voz cantante de su partido en las conversaciones con el Gobierno de Felipe González sobre este asunto. Concretamente con el entonces ministro de Administraciones Públicas, Jerónimo Saavedra, de cuyo departamento dependía que Ceuta y Melilla lograran su aspiración de tener su propio Estatuto de Autonomía, como las otras 17 comunidades autónomas. Y finalmente lo consiguieron, aunque con una modalidad nueva, la Ciudad Autónoma, con la que Melilla pasó a tener una Asamblea en lugar de un Ayuntamiento y mayor capacidad de autogobierno, aunque sin capacidad legislativa. Los concejales de Melilla pasaron a ser, por lo tanto, diputados tras las elecciones del 28 de mayo de 1995 y la Asamblea pasó a compartir presidente con el Gobierno. Este híbrido en el estatus autonómico de Melilla ha provocado a lo largo de estos años algún quebradero de cabeza por la apertura de procedimientos judiciales tras ser puesta en duda la capacidad de la Asamblea para ejercer competencias como, por ejemplo, la elaboración de reglamentos. Ocurrió con el de la Policía Local y hace algunos meses con el de la propia Asamblea de Melilla. Hace unos meses, este obstáculo fue resuelto con la aprobación de la Ley Orgánica de la Reforma Local, que en una disposición adicional para diferenciar claramente a ambas ciudades del régimen local para poner fin a los problemas y disfunciones con los que se estaba encontrando el Gobierno de Melilla al aplicar el Estatuto de Autonomía. Sin cambios El Estatuto melillense, publicado en el BOE el 14 de marzo de 1995, no ha sufrido variaciones a lo largo de sus 7 páginas en estos 20 años transcurridos, aunque hace unos ocho años se abrió un debate para introducir cambios cuando Melilla quiso sumarse a las autonomías que empezaron a reformar su Estatuto de Autonomía aprovechando el ofrecimiento de José Luis Rodríguez Zapatero. El debate político en la Asamblea melillense se centró entonces en la reforma del Estatuto de Autonomía, que estuvo más de tres años en plena incandescencia en la Comisión de Presidencia, liderada entonces por el actual delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani. Aquellas negociaciones nunca llegaron a buen puerto porque la autoexigencia de la Asamblea era llegar al máximo consenso y éste nunca se alcanzó.
18 años de incertidumbre autonómica
Conseguir el estatus político y jurídico que Melilla tiene en la actualidad costó 18 años de incertidumbre autonómica. Todo comenzó cuando en 1977, la “Asamblea de Parlamentarios Andaluces”, creada ese año como ente preautonómico transitorio hasta que Andalucía se convirtiera en comunidad autónoma, rechazó la propuesta de UCD de que Melilla y Ceuta quedaran integradas en ella sobre la base de los tradicionales vínculos existentes entre las ciudades norteafricanas y la región andaluza. En 1978, la Constitución recogió de forma expresa la vía de acceso de Melilla y Ceuta a su autonomía con la Disposición Transitoria 5ª. A partir de entonces, la Corporación Municipal inició una serie de movimientos e intentos ante Madrid que siempre resultaron fallidos, hasta que entre 1994 y 1995 llegó el consenso entre PP y PSOE para que Melilla tuviera su Estatuto de Autonomía.
