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La Columna de Salido

El centenario de Gloria Fuertes

En su memoria, un pequeño pero merecido homenaje a esta gran mujer, escritora de la primera generación de la posguerra, del movimiento literario denominado postismo. En los años 70 fue también colaboradora de programas infantiles en TVE como “Un globo, dos globos, tres globos”. Con su poesía defendió siempre la igualdad entre hombres y mujeres, el pacifismo y la defensa del medio ambiente.

En este año 2017 con motivo del centenario de su nacimiento se ha reivindicado su papel en la poesía española del siglo XX. Ni Administración, ni el Ministerio de Cultura “han recogido el guante” de momento, no se dan por aludidos.

Gloria nació un 28 de julio de 1917 en la calle de La Espada, Barrio de Lavapiés (Madrid), más castigo imposible, de madre costurera y sirvienta, su padre bedel.

Entre sus muchas poesías he escogido esta para brindarle mi reconocimiento, el de este vulgar y simple “junta letras”, e insignificante colaborador de nuestro Diario decano MELILLA HOY.

YO ERA CAPERUCITA

Un día que tenga tiempo
os contaré la aventura de mi infancia
con el lobo Franco.

Yo era una caperucita roja en zona roja.

El lobo Franco se enteró que en mi cestita
no llevaba solomillo y queso para mi abuelita
y al ver que llevaba libros y poesía
mandó a su jauría
y me detuvo en la Gran Vía.

Los criados del lobo
me metieron en prisión,
me mordisquearon a gusto.

En el bosque de cemento
pasé un miedo atroz.

Yo era una caperucita roja
Y “el Franco” un lobo feroz.

Su padre falleció cuando ella tenía 13 años, y su madre cuando sólo tenía 15. No se sabe a ciencia cierta si eran seis o nueve hermanos. Cambiaron varias veces de domicilio, ella no ha querido nunca contar la verdad sobre su vida, existen muchas incógnitas.

En 1935 publicó sus primeros versos y dio sus primeros recitales de poesía en Radio Madrid y Radio España. En esa época se movía por Madrid con falda-pantalón y corbata en bicicleta, desde Lavapiés a la Calle Mayor para entregar sus cuentos y poesías en la Escuela Española, compraba libros a hurtadillas en la cuesta de Moyano.

Su primer amor fue un obrero que desapareció durante la contienda, el mal de amor pasó rápido y en 1937, vuelve a enamorarse de un médico al que metieron en la cárcel. Gloria iba a verle a diario. Algunos versos tratan este sentimiento doloroso.

En 1939, como ella misma relata, pasó de la oficina de hacer cuentas a una redacción para hacer cuentos.

Debido al horror de la guerra, su visión de la vida fue triste. No entendió el absurdo de la civilización “moderna” capaz de luchar por cosas sin importancia, ignorando la destrucción de niños. El tema antibélico estaría presente en su poesía de forma contundente:
< sobre la tierra
caerá una nevada tenaz
y duradera>>.

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