A estos señores de la hostelería melillense, a la mayoría, les ocurre como a aquellos que solamente se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena. Mientras todo es bonanza, Santa Bárbara como si no existiera. Ahora pretenden que el Gobierno de la Ciudad Autónoma les solucione el problema que se les ha planteado con sus trabajadores, con motivo de la Fiesta del Aid El Kebir,…
… en que quieren disfrutarla y, para ello no acudir a sus puestos de trabajo. Y vienen a acordarse -los empresarios- un día antes del inicio del festejo. Lo que extraña en lo que respecta al presidente del gremio, mi buen amigo Amaruch, conocedor de sobra de las obligaciones de ambas partes (empresarios/trabajadores) según el contrato que tengan establecido.
Esos empresarios, según este Diario en su edición del pasado jueves expresaban su impotencia ante la situación que se les avecinaba, que al no disponer de personal cerraron sus negocios, solicitando por ello la intervención de la Ciudad Autónoma,(¡lo único que le faltaba al Gobierno del Sr. Imbroda Ortíz…!) para reunir a todos los empresarios de la ciudad y regular los descansos de los trabajadores, "o establecer guardias como ocurre con las farmacias, los centros sanitarios, etc.”. No me negarán que es cosa para reventar de risa… ¡Todo un año sabiendo lo que se les venía encima y, cuando la cosa estalla se acuerdan de Santa Bárbara…! ¡Ay, amigo Amaruch, con lo que tú sabes del gremio!
Admiten los hosteleros -me refiero a los que protestan por el problemas que se les ha planteado- que ello es debido a que la práctica totalidad de empleados son musulmanes. ¿Y por qué no dan trabajo algunos que no sean precisamente musulmanes pues, según tengo entendido, hay muchos jóvenes "aromis" preparados para la barra de un bar o bien para servir de camareros y están sin trabajo…?
Dicen que durante dichos días festivos "costaría encontrar un sitio donde tomar un café, un aperitivo con tapa en un bar, o una comida en un restaurante, pues es posible. Pero de lo que no dicen nada es de esos establecimientos de hostelería, sobre todo restaurantes, donde te apetece comer pero siempre y cuando, de bebida, solamente sea a base de refrescos, zumos, agua, porque no tienen bebidas alcohólicas dado que se lo prohíbe la Religión. De lo que no tienen la culpa los restaurantes, sino los comensales que allí acuden, clientes no musulmanes, en vista de que se les discrimina en sus costumbres. Si Vds. no puede beber alcohol, lo digo por el propietario y empleados, no lo beban, pero no me obliguen a mi a comerme un pescado, unos pinchitos morunos o un arroz bebiéndome un refresco o un vaso de agua…
Hablan de, por las circunstancias expuestas, llegar a cerrar sus establecimientos, lo que daría lugar a que Melilla quede como una ciudad muerta. ¡Pero si a lo que al centro se refiere, si no fuera -los domingos y días festivos- por esos negocios que hay en la calle O'Donnell (tres), otros en la Plaza de las Culturas (creo que otros tres) y la cafetería-confitería recientemente inaugurada en lo que fue la tienda de La Giralda, sería un auténtico cementerio. El meollo de esos restaurantes que dicen Vds. no están precisamente por el Centro, luego poco daño les puede hacer las espantadas de sus empleados. Lo que ha terminado de producirme una buena carcajada ha sido esto "¡Al ritmo que vamos, vamos a convertir la ciudad en un velatorio!”.
En lo que al centro respecta, hace ya muchos años que, un domingo, un festivo, es un velatorio de muchísimas velas. Mire, desde que fueron desapareciendo los bares Metropol y Preferido en la Plaza de España; El Bar-Café Canarias, la Cafetería California, aquella que inaugurara mi buen amigo Carlos; las confiterías Mallorquina, La Palma, La Campana; el Café-Heladería "Buen Gusto", el Café-Confiteria "La Piña", el Bar Zaragoza, todo ello en la Avenida, y luego teníamos también los bares "El Caracol, Casa Sempere, el Montañés, el Bar Jerezano, los dos establecimientos de Senén. Daba gusto por aquellos entonces ver el ambientes que se respiraba por el centro de la Ciudad. Por la mañana, por la tarde, por las noches. Y no se me puede quedar en la máquina de escribir los establecimientos de hostelería de la calle Ejército Español y López Moreno: el café-bar Los Candiles, el Tropical Rudi, El Piscis, el Caballo Blanco, "El Rincón" ("EL RINCÓN", amigo A~aruch, El Rincón), El Caracol Moderno, amigo Amaruch… – Ha ocurrido, con ese hermoso centro de ciudad que tenemos que se les ha ido de las manos a quienes tenían que haberse preocupado un poco más de ello y todo se ha convertido en tiendas, bakalitos, etc. No culpen ahora a ese no querer trabajar de vuestros empleados de hostelería con motivo de la fiesta del Aid el Kebir para decir que ese repetido centro se puede convertir en un velatorio. Y lo de recurrir al Gobierno de la Ciudad para que les solucione el problema, pues qué quieren que les diga… lo mismo podrían hacer otros empresarios que también tienen sus problemillas, pero no lo hacen porque saben que no es de su competencia.
