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EDITORIAL| La reprimenda de la delegada

“Cuando se toma una decisión hay que analizarla previamente y ser consecuente con la decisión que se toma y las consecuencias. La decisión de reabrir la Plaza de Toros fue una actuación que tomaron de manera unilateral las Consejerías de Medio Ambiente y de Distritos y deberán asumir las consecuencias y la responsabilidad”. Estas fueron las declaraciones que hizo hace dos días la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, después del robo que han sufrido cofradías de Melilla que tenían parte de sus enseres almacenados en la Plaza de Toros. Un suceso, por cierto, en el que las víctimas no son únicamente las cofradías, sino toda Melilla por lo que afecta al patrimonio histórico artístico de la ciudad. Pese a ello, el silencio ha sido clamoroso en todo el Gobierno local, especialmente el de los responsables del área de Cultura que, a priori, deberían tener una mayor sensibilidad por lo que ha afectado este suceso a uno de los ámbitos de su competencia. Solo ha condenado los hechos el consejero de Medio Ambiente, probablemente porque el lugar donde se ha producido el robo, la Plaza de Toros, es responsabilidad suya.

Pero, volviendo al inicio de estas líneas, llaman la atención las declaraciones de la delegada del Gobierno por la reprimenda que echa a Coalición por Melilla, los socios de su partido, el PSOE, en el Gobierno de la Ciudad Autónoma. No es la primera muestra de cómo se tiran los trastos a la cabeza los unos a los otros en estos dos años ya que llevan como socios políticos cepemistas y socialistas, junto con el solitario diputado, no se sabe si aún de Ciudadanos o no. Por eso, aunque llamen la atención, ya no sorprenden declaraciones como las que hizo la delegada, diciéndole a su socio que se las apañe por no habérselo pensado antes de reabrir la Plaza de Toros como centro de acogida solo un día después de que el PSOE la cerrara tras llevar más de un año desempeñando ese fin. Nos hemos acostumbrado, lamentablemente, a la división interna entre los socios y las zancadillas que se ponen entre ellos. Y eso es mala señal porque siempre va a perder Melilla.

El caso es que la delegada tiene razón cuando dice que hay que ser consecuentes con las decisiones que se toman. Pero se hace la sueca desatendiendo sus competencias, que lo son aunque Moh diga que no. Porque las personas que duermen en la Plaza de Toros son extranjeros que entraron irregularmente en Melilla, muchos de ellos cuando ella ya se sentaba en el despacho principal de la Delegación del Gobierno y era la responsable de que las fronteras no tuvieran más agujeros que un queso gruyere. Y, aunque en aquel momento fueran menores y su tutela fuera directamente para la Ciudad Autónoma, ahora que son mayores y dejan de estar tutelados se convierten en extranjeros en una situación irregular que la Delegación debe resolver.

La delegada trata de desviar la atención cuando alude a la situación de calle de estas personas, un problema provocado, por cierto, por el PSOE, cerrando de un día para otro la Plaza de Toros con la excusa peregrina de que ya no estamos en estado de alarma, como si la pandemia se hubiera terminado y como si después del primer estado de alarma hubiera adoptado la misma medida. Con su actitud negacionista, Sabrina Moh está dejando tirada a la Ciudad Autónoma, que le ha echado muchos cables en esta pandemia. Y encima se permite dar lecciones con reprimendas públicas a sus propios socios. Está claro que con supuestos amigos como estos, no necesitan enemigos u oposición. 

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Redacción

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