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Nota en libertad

Doble juego político: el democrático y el antidemocrático

melillahoy.cibeles.net fotos 1745 Carlos entrena a

Actualmente hay en España dos grupos políticos, Podemos y los nacionalistas-independentistas catalanes, que desarrollan un doble juego político; de un lado, hacen uso del juego democrático y están sentados en las instituciones de representación democrática tras haber ganado escaños tanto en el Parlamento español, como en los de algunas CCAA;…

… y de otro lado, desarrollan un juego antidemocrático de desacato a las instituciones del Estado (por ejemplo de las resoluciones del Tribunal Constitucional), de incumplimiento de las leyes y sentencias (por ejemplo: en materia de lengua en las escuelas) y de falta de respeto a las libertades ajenas. En efecto, Podemos ha defendido los escraches (Universidad y calle), ha proclamado su adhesión a los referéndums de “autodeterminación” que pretenden los independentistas y que, saben, es absolutamente contrario a la CE 1978 que reconoce la soberanía del pueblo español y su poder constituyente. A ello se suma la adhesión de P’s a la acción de rodear el Congreso de Diputados el sábado 29 de octubre, fecha en la que se prevé sea elegido el Sr. Rajoy Presidente del Gobierno en sesión parlamentaria según lo dispuesto en el art. 99 CE.

Esta acción de “rodear” el Congreso, aunque esté autorizada la manifestación en concreto recorrido, es problemática ante los riesgos que conlleva; pero, en todo caso es un principio general de las democracias la prevención de posibles actuaciones en contra de las instituciones democráticas; por ello, está contemplado en el art. 550 del Código Penal el delito de acometer a las autoridades o cuando…”empleen fuerza contra ellos, los intimiden gravemente o les hagan resistencia activa” grave en el ejercicio de sus cargos y, el art. 551 agrava las penas cuando esa acción se ejerce sobre miembros del Congreso de los Diputados.

Ciertamente, es una ocurrencia esto de rodearse a sí mismos, pues algunos que jalean esta manifestación son diputados de Podemos y los manifestantes serán otros compañeros que van a rodear a los primeros con el fin de expresar su rechazo a la representación democrática y protestar extraparlamentariamente contra su función democrática. Es una contradicción desde un punto de vista lógico (y jurídico) pues una misma persona no puede ostentar una doble representación contradictoria.

Este doble juego me ha recordado la obra publicada recientemente (editorial Taurus) por Giovanni Sartori, profesor italiano de ciencia política, nacido en Florencia en 1924, titulada “La carrera hacia ningún lugar” que reúne 10 lecciones sobre problemas de nuestra sociedad actual que califica Sartori como sociedad en peligro. En el capítulo primero; “La parábola del bípedo implume”, dice (pág. 20) que “La política ha sido una fuerza a discreción del más poderoso (del momento) hasta que se inventó la democracia liberal”; esta frase resume, con brevedad y brillantez, que hubo una política-fuerza hasta el momento en que se “inventó” la democracia liberal con la creación de la estructura del Estado, de las leyes democráticamente aprobadas y de la exigencia de su cumplimiento. La política-fuerza existió en Roma (Pretores), en la Edad Media (señores feudales), en la Edad Moderna (Reyes) etc, siempre basada en el uso discrecional de la guerra y del poder personal; pero surgió el concepto de democracia liberal con las ideas, entre otros, de J. Locke (siglo XVII), Hobbes y B. Constant (publicó en 1819 su obra “La libertad de los antiguos comparada a los modernos”); esas ideas configuraron el Estado liberal y han ayudado a incorporar a los textos constitucionales los conceptos de nación, soberanía, derechos ciudadanos, representación política, imperio de la ley, división de poderes, ejercicio de competencias jerárquicas y territoriales y justicia independiente que controla la legalidad.

Pues bien, estamos comprobando en España que la que creíamos superada política-fuerza ha retornado a nuestra política de la mano de los grupos políticos citados a los que, evidentemente, no gusta la democracia representativa y consideran que pueden imponer sus ideas a los demás; así, conocemos, que el nacionalismo y el comunismo exigen adhesión inquebrantable. En efecto, la representación parlamentaria que ostentan esos diputados, aunque lo desconozcan, procede de todos los españoles y a ellos se deben.

Estas actitudes extraparlamentarias de fuerza y violencia acreditan falta de formación democrática, son irresponsables y gamberras e infringen el modelo democrático y faltan al respeto ciudadano. Además, no se les oye decir una sola palabra sobre los problemas reales de los españoles: paro, empleo, pensiones, educación, justicia, progreso…
CONCLUSIÓN: Los partidos políticos españoles nacionalistas –independentistas catalanes y los comunistas de P´S ejercen un doble juego político; unas veces, dentro de las instituciones representativas democráticas y otras, fuera de ellas, haciendo uso de fuerza y violencia contra las leyes que ordenan el Estado de Derecho. Parece que no entienden el juego democrático y es evidente que desconocen que la representación política les exige trabajar sobre los problemas que preocupan a sus poderdantes, es decir, lo que nos preocupa a los ciudadanos.

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