A las nueve de la noche y en la Parroquia del Sagrado Corazón, se ofrecerá el pregón de Semana Santa 2016, responsabilidad que ha recaído en el hermano mayor de la Cofradía de la Soledad, Manuel Jiménez. En su discurso, invitará a los melillenses de cualquier confesión a vivir intensamente esta Semana grande para los católicos, en especial en una ciudad pluricultural como la melillenses en la que la fe se vive "sin imposiciones". Manuel Jiménez, que asegura que la Semana Santa melillense seguirá siendo lo que los ciudadanos quieran, también recuerda que las cofradías no se limitan sólo a las salidas procesionales, sino que a lo largo del año desarrollan una callada e importante labor social.
- ¿En qué se ha inspirado para elaborar el pregón de hoy?
- Como todos los pregones, se basa en las vivencias personales del pregonero, lo que una persona siente al ser cofrade, lo que una persona interpreta cuando ve un determinado paso procesional y el significado que tienen esos pasos, y el cómo vive su fe dentro de una Cofradía, que debe ser un medio y no un fin. La cofradía es un medio para expresar y vivir lo que cada uno entiende que es su mejor expresión de fe. Se arrima a aquella cofradía cuyos titulares tienen las advocaciones que más concilian con sus formas de pensar o entender la religión. En este caso, en mi caso, El Cristo de la Paz y Nuestra Señora de la Soledad. En líneas generales el pregón se basa en eso, en las vivencias personales y en las apreciaciones que tengo al vivir la Semana Santa.
- Un pregón, en este caso de Semana Santa, no deja de ser un vehículo de exaltación de fe, ¿qué mensaje le gustaría trasladar a los melillenses?
- Lo que busco es trasmitir un mensaje de paz, de concordia, un mensaje de conciliación y en especial en este año 2016, un mensaje de misericordia para que estemos más atentos a los demás que a nosotros mismos. Tenemos que ser benevolentes en nuestra forma de apreciar los hechos, de no rebuscar y de perdonar. Creo que todas las personas que tenemos un sentimiento religioso y aquí no sólo me refiero al cristianismo, sino a todas las personas que tenemos esa forma de entender la vida, somos personas de bien y no va a haber nada que sea sorprendente para nadie, porque todos los que tenemos fe coincidimos en esos puntos, seamos del credo que seamos. Por eso en el pregón voy a invitar a la gente de Melilla a vivir la Semana Santa, la nuestra, la de mi ciudad y lo voy a hacer sobre unos pilares que sustentan mi forma de ser, mi forma de entender la Semana Santa y lo que creo que son los valores esenciales para toda las personas, sean de las creencias que sean.
- ¿Existe una Semana Santa eminentemente melillense?
- En lo sustantivo, es igual que las del resto de las ciudades, pero tiene su peculiaridad propia. En lo esencial cuenta con estaciones de penitencia que permiten a las personas que se acercan a distintas cofradías hacer una manifestación externa de fe, y durante esa semana sacan a la calle lo que son expresiones de su fe. En eso coinciden todas las Semanas Santas. Pero la de nuestra ciudad es particular, porque Melilla en sí tiene sus peculiaridades sociológicas en cuanto a la conformación de la religión, lo cual es una ventaja con respecto a las demás ciudades, y es que aquí hay una conciliación entre todas las religiones que convivimos, donde nos respetamos, no nos imponemos, con lo cual que haya estas expresiones religiosas públicas donde hay otras religiones con una implantación importante y donde el desarrollo de la Semana Santa es de lo más normal, tiene su importancia vital. Esto es algo que se da en muy pocas ciudades y Melilla es un ejemplo en ese sentido.
- Cada año con la falta de portadores y el respaldo de los ciudadanos en la calle hay voces que se preguntan si la Semana Santa melillense llegará a desaparecer. ¿Cuál es su visión?
- La Semana Santa será lo que nosotros queramos que sea. Me refiero a todo el que sienta la religión como algo propio y se quiera incorporar a la Cofradía en estos momentos previos de Semana Santa para sacar a los titulares a la calle. Eso depende de nosotros y del grado de involucración que queramos tener. Conforme más lo hagamos, más garantías hay de que continúe y si no, la Semana Santa pasará por baches que tendremos que ir solucionando de la mejor manera posible. Mi percepción es que esta pregunta se viene haciendo desde hace muchos años y a la vista está que seguimos aquí, con lo cual interpreto que esto va a seguir. Cada vez hay más jóvenes que se incorporan a las cofradías, lo que es una garantía de continuidad. Soy una persona optimista y no creo que la Semana Santa melillense se pierda.
- Desde su punto de vista como hermano mayor de la Cofradía de la Soledad y dado que poco se conoce de la labor social que desarrollan las cofradías a lo largo del año, ¿qué suponen estas hermandades para Melilla?
- Cuando más se nos ve es en la Semana Santa, que es cuando hacemos presencia en la calle, pero esa no es nuestra vida de cofradía. Durante el resto del año tenemos una serie de acontecimientos, de actos que van llenando de contenido lo que son las características y personalidad propia de cada cofradía. Todas tienen un apoyo social importante, en el sentido de que se nutren de una ayuda que después se externaliza, se ofrece a los demás.
Cuando decimos que queremos abrir las puertas de la cofradía no es sólo para que venga gente, sino para que los que estamos dentro salgamos, y de hecho tenemos un aspecto social importante durante todo el año. En la Cofradía de la Soledad, dedicamos dos días a la semana a aspectos de colaboración que pueden ir en muy diferentes aspectos, tanto educativo, como de ayuda de sustento más básico. De hecho en otras ocasiones hemos dado apoyo a familias con dificultades económicas severas, y eso es lo que se hace durante el resto del año, pero esta labor no trasciende, porque tampoco queremos que se conozcan determinados aspectos porque afectan a la intimidad de las personas.
La Cofradía también cuida el apartado formativo de los cofrades en cuestiones de fe con la ayuda del director espiritual.
- Para la supervivencia de las cofradías ha señalado que es fundamental que se produzca un relevo generacional, de ahí la importancia de que los jóvenes se acerquen a las hermandades. ¿Qué puede encontrar el joven que se decida acudir a una cofradía?
- Lo que no hay que hacer es crearles algo ficticio sobre lo que somos, porque se llevarían un desengaño. Las cofradías somos lo que somos, asociaciones que se dedican a promover el bien, que intenta paliar los desequilibrios y los desajustes que se puedan producir en determinados ámbitos sociales y que en una época concreta del año sacamos a la calle a nuestros santos titulares para hacer manifestación externa de nuestra fe, al tiempo que como cristianos, asistimos a los cultos.
Por ese motivo, un joven va a encontrar un aspecto religioso y otro más volcado en la sociedad. Va a ver que al trabajar para los demás le van a pagar con una sonrisa, con un gracias o con un apretón de manos, y a lo mejor ni eso es lo que buscamos, pero sí que cundo lo dan, se agradece mucho. Creo que la juventud de hoy en día quiere esto, que se le dé las gracias para sentirse participativo en una acción social. Les ofrecemos eso y la oportunidad de participar con nosotros en esta serie de actos.
