Senteme en el café, esta vez el Trébol, y relajado hice ademán de sacar el bolí, !horror!, me había dejado el bolígrafo encima del piano. Al borde de un ataque de clérigo escribidor, pasé cinco minutos apoteósicos. Mi cerebro, desquiciado, por ser mi memoria un desastre, estaba a punto de reventar. Y fue entonces, sólo entonces, cuando recordé de mí móvil y de sus virtudes !Aleluya! !Aleluya! Pensante, yo, a la vista de todo lo que nos estaba cayendo, no sabia si seguir o dar carpetazo al borrador. La verdad es que, me encontraba triste. Por un lado, la salvaguarda de la frontera y los fallecidos ahogados en las cercanías de Ceuta; por otro, la salida de la UE sobre el céntimo sanitario a devolver; no sé como se va a devolver al consumidor, pasado el tiempo, al menos que el denunciante guarde sus facturas por combustible. Por otro lado, el denunciante empresario, ?devolverá tal subida al consumidor que contrató sus servicios?. Supongo que no.
Lo que está claro es que, el céntimo en sí, y a la vista de las dificultades sociales que cierta sociedad nuestra está pasando, por qué no, dejarlo al Estado, para ayuda de los parados y familias sin recursos.
En fin esto es lo que hay, un empresario reclama un céntimo, y la UE se lo da. Cómo no. Lo curioso es que nosotros los ciudadanos consumidores, también lo hemos pagado, directa o indirectamente, como céntimo sanitario, y no hemos reclamado, dándolo como bien hecho socialmente.
Y luego nos ha alcanzado, toda la Operación Opera, de lleno. Incluida el violonchelo y el violin; y cómo no, la concertina. En resumidas cuentas que, la Opera, amenizada por el descontento de las familias de Pasli y Amin, nos muestra que la sociedad está inquieta. Hechos los hechos, no hay paciencia. Y precisamente es curioso que, cuando la paciencia árabe es notoriamente conocida, y en este caso la marroquí; vamos nosotros ahora, los españolitos, a enmendarles la plana. Cuestión que, conocidas sus prioridades, no hay nada más que echar paciencia y quizá recurrir al tribunal de La Haya o de Estrasburgo, según proceda por una cierta criminalidad demostrada. Y pedir que, se haga cargo el Estado marroquí de la indemnización correspondiente (puede que esté aquí el quid de la cuestión) por la "muerte" sin necesidad de nuestros dos ciudadanos de la Unión Europea; ésa que les compra preferencialmente, sus tomates…, cómo tal amigo o hermano, según sea o corresponda, pues, son en hechos como, su emigración autóctona en Europa, o como proveedores hortícolas y agrícolas, de preferente consideración. Tanto en Europa como en España. Por lo menos una respuesta, y que sea oficialmente (si es posible) escrita.
