El Día de la Fiesta Nacional, efeméride que aglutina al común de todos los españoles no solo por lo que significó para el mundo el descubrimiento de América, sino porque es una celebración que conmemora valores como la libertad, la igualdad y la democracia en nuestra sociedad, es un buen contexto para volver a reivindicar «nuestro apoyo incondicional a las justas reivindicaciones del colectivo más numeroso y a la vez más olvidado dentro de las Fuerzas Armadas, como son el personal de Tropa y Marinería», indica el diputado Emilio Guerra.
Para el diputado cepemista, lo primero que hay que hacer es “modificar la Ley de Tropa y Marinería, que es la raíz y origen del actual modelo”.
Cabe recordar lo poco atractivo que es el sueldo de los soldados, a pesar de todos los riesgos y sacrificios que supone, el cual se encuentra prácticamente en el mínimo interprofesional, algo que entiende Guerra es “totalmente injusto, considerando que se juegan la vida en defensa de los intereses de la Patria y manejan material técnico que vale millones de euros”.
Y todo ello sin contar con la temporalidad a la que están sujetos, según la ley vigente de 2006, que les obliga a colgar el uniforme a los 45 años. Los presupuestos del Ministerio de Defensa no solo deben ir enfocados a la compra de material bélico o equipos de armas sofisticados, también «deben atenderse las mejoras de vida de su personal, a conseguir que se sientan protegidos y valorados por la institución, elevando así su estado de satisfacción y moral, algo que en definitiva irá en beneficio de nuestras Fuerzas Armadas y de todos los españoles», afirma Guerra.
Son muchos los melillenses que prestan servicio en las unidades de la ciudad, un colectivo de jóvenes que ve en las FF. AA. una actividad a la que se entregan con empeño y la ilusión propia de quienes desean ser profesionales con todas sus consecuencias, es por ello que «tenemos una deuda que debe resarcirse cuanto antes», lo que nos lleva a necesarias modificaciones legislativas por parte del Gobierno para «dignificar la carrera de nuestros abnegados soldados, que llevan años reclamando mejoras retributivas y profesionales sin que hasta el momento hayan tenido respuestas positivas», concluye Emilio Guerra.
