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Atril ciudadano

Calle abierta

Me dio mucha alegría ver las imágenes, publicadas el domingo en distintos medios y redes sociales, de las actividades realizadas en la calle Ramirez de Arellano bajo la denominación “Calle Abierta” , ver a tantísimos y tantísimos niños jugar con sus bicicletas en la calle, tantísimos y tantísimos padres acompañando a sus niños, también tantísimos y tantísimos niños …

…jugando al tenis, y tantísimas y tantísimas otras actividades lúdicas y de cohesión social (¡toma ya gili……. progre!), de verdad me da muchísima alegría, ¡todo ello sin ser día de Reyes! ¡Maravilloso!
Pero dado mi natural pepegrillero o más vulgarmente de mosca cojonera, también me da por pensar si de verdad era necesario llevar a cabo todas estas actividades, multitudinarias según las imágenes difundidas, en la susodicha calle cuando al cruzar la calle Luis de Sotomayor está el Parque Hernández que constituye un espacio mucho más grande y bonito que la peatonal citada calle donde se llevaron a cabo las innumerables actividades propagandísticas de “Calle Abierta”, a las cuales se suma con inusitado afán el Consejero de Medio Ambiente, en representación, todo hay que decirlo no vayan a creer que no reconozco los méritos a todos sus miembros, del resto de la Corporación Local (o Gobierno Autonómico, o como quiera llamarse, que me da lo mismo). Lo mismo se podría decir de las actividades que se realizan en la otra calle peatonalizada para algarabía de los lobby correspondientes, la calle General O’Donnell, la distancia que la separa del Parque Hernández es prácticamente cruzar la calle General Marina. Todo esto me recuerda a un personaje televisivo de mi juventud, Seneca, lo que podríamos llamar un filosofo popular andaluz, que decía que las papeleras no tiene como misión que la gente deposite los papeles en ellas, sin para que los tiren alrededor y los barrenderos vayan directos al sito donde están tirados; aquí puede llegar a ocurrir lo mismo, el Parque no es un sitio de solaz y esparcimiento de los melillenses, bien es verdad que con tantas prohibiciones como figuran el las puertas de acceso los pobres niños deben llevar a cabo las actividades que los entretienen y divierten en los alrededores, el Parque es solamente es el polo de atracción.
¿La otra cara de “calle Abierta” es “Parque Cerrado”? Está prohibido circular con bicicleta por el Parque pero no por una calle peatonal; No se puede jugar a la pelota en el Parque pero sí en la calle peatonal. Propongo a los organizadores de estas actividades, es decir, incitar a los niños a hacer en la calle algo que de natural no harían, ni en la calle ni en ningún otro sitio; que las organicen con mayor frecuencia, dos o tres veces en semana por ejemplo, pero en lugar de una calle para demostrar los infinitos beneficios de la peatonalización de una calle, lo hagan una vez en el Parque Hernández, otra en el Parque Lobera, que tampoco está tan alejado del centro de la Ciudad, otra podría ser en la plaza multifunción (Explanada de San Lorenzo), otra en la Plaza de las Culturas (para mi Plaza de los Carros, que me perdone quien sea) ¿De verdad es necesario que un lobby nos diga el día que tenemos que ir a algún sitio para que nuestros niños jueguen? ¡Por favor! Si queremos que nuestros hijos jueguen, en solitario o con otros niños, levantémonos del sillón y ¡saquémoslos de la casa!, sin esperar que nos lo diga nadie, por muy buenas intenciones que tenga; ello implica, por supuesto, dejar de asistir a las clases de inglés, de tenis, de futbol, y demás actividades encaminadas a que el día de mañana lleguen a ser unos magníficos aficionados a esos deportes, si puede ser que sean forofos que se dejan mucho más dinero en los cada vez más lamentables espectáculos disfrazados de deporte, porque el ser una figura que gane millones cuesta mucho más esfuerzo y dinero del que la mayoría puede imaginar y por supuesto no se limita al sacrificio de llevarlo todos los días a clase de lo que sea y renunciar al esparcimiento y relaciones familiares de los fines de semana para que el niño pueda participar en las competiciones que se les ocurra a los mandases deportivos correspondientes.

Lo dicho lleven a sus niños a jugar a esos lugares que disponemos en nuestra Ciudad y que son más apropiados para el juego y el esparcimiento de niños y mayores que una calle peatonalizada.

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