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Cine

Billy Lynn

Director: Ang Lee. Intérpretes: Joe Alwyn, Kristen Stewart, Chris Tucker

Billy Lynn está basada en la novela de Ben Fountain «Billy Lynn’s Long Halftime Walk» (El eterno intermedio de Billy Lynn), finalista del Premio Nacional del Libro em 2012. «La génesis de la novela», explica Fountain, «comenzó en 2004, durante un partido de fútbol americano de los Cowboys [de Dallas] el día de Acción de Gracias…

Sentí que no entendía a mi país. Entonces, recibimos a unas cuantas personas en nuestra casa por Acción de Gracias. Teníamos el partido puesto. Llega el descanso y estoy sentado en el sofá. Y todos los demás se levantan, porque nadie ve la actuación del descanso. Pero me quedé y empecé a verla, pero a verla de verdad. Y es muy similar a como lo recojo en el libro: una mezcla surrealista y bastante psicótica de excepcionalismo y patriotismo estadounidenses, música popular, porno blando y militarismo: muchos soldados sobre el terreno de juego con banderas estadounidenses y fuegos artificiales. Pensé: ‘esta es la mayor locura que he visto en mi vida’. Pero a todos los demás les pareció bien… un día normal y corriente más en los Estados Unidos. Como había muchos soldados en el campo en ese momento, me pregunté cómo se sentiría uno al ser un soldado que ha estado en combate y lo llevan de vuelta a los Estados Unidos para meterlo en una situación tan artificial. ¿Qué le haría eso a tu mente? Quería que el lector se sintiera como si estuviera en la piel de Billy».
Tanto la novela como la película, están narradas desde el punto de vista del soldado de 19 años Billy Lynn (Joe Alwyn) quien, junto al resto de los soldados del pelotón Bravo, se convierte en un héroe tras una angustiosa batalla en Irak y le llevan temporalmente de vuelta a casa para que realice una gira de la victoria. Por medio de flashbacks, que culminan en el grandioso espectáculo del descanso de mitad del partido de fútbol americano del día de Acción de Gracias, se va desvelando lo que realmente le sucedió al pelotón, mostrando el duro contraste entre la realidad de la guerra y las percepciones de los americanos. El guión adaptado es obra de Jean-Christophe Castelli. En la novela, el personaje atrapa al lector con su monólogo interior, muy difícil de trasladar a la pantalla sin recurrir a la narración, algo que no se quería hacer. Al final, Castelli consiguió la forma de expresar el punto de vista de Billy.
El director y productor Ang Lee nació en Taiwan el año 1954. Se trasladó a los Estados Unidos en 1978 y, después de graduarse en Artes Escénicas por la Universidad de Illinois, amplió sus estudios con un máster en Producción Cinematográfica por la Universidad de Nueva York.
Su carrera profesional está jalonada de éxitos. Su ópera prima fue «Manos que empujan» (primera de su trilogía «Los padres saben lo que es mejor para sus hijos»), a la que siguió «El banquete de boda» y completó «Comer, Beber, amar». «Sentido y sensibilidad (1995), «Tigre y dragón» (2000), «Brokeback Mountain (En terreno vedado)» (2006), «Deseo, peligro» (2008) y «La vida de Pi» (2013). Lee ha sido premiado en tres ocasiones con el Oscar, tres Globo de Oro, cuatro BAFTA, Oso de Oro del Festival Internacional de Cine de Berlín en dos ocasiones, León de Oro del Festival de Venecia, así como el reconocimiento por parte de la Sociedad de Críticos Cinematográficos de Boston, la National Board of Review, el Círculo de la Crítica Cinematográfica de Nueva York, la Sociedad de Críticos Cinematográficos de Boston, el Sindicato de Directores (DGA) y los Independent Spirit en múltiples ocasiones. «Deseo, peligro» barrió en los premios asiáticos Golden Horse (el equivalente taiwanés a los Óscar), con ocho galardones, entre ellos el de Mejor Película; siendo una de las alabadas por la crítica más taquilleras de la historia del cine de habla china.
La historia de Billy cautivó a Ang Lee, su viaje emocional y la complicada yuxtaposición de la glorificación de los héroes de guerra que regresan a casa con el horror que han librado. Era la clase de historia que le pareció que se prestaba a un nuevo enfoque cinematográfico al que había estado dándole vueltas, uno que podía hacer que el espectador conectara realmente con el protagonista de una forma orgánica, que le hiciera sentirse inmerso; el equivalente cinematográfico al monólogo interior en primera persona del libro.
Para Billy Lynn, Ang Lee ha creado la pionera tecnología 3D/4K/120 FPS, una experiencia absorbente ideada para permitir al espectador experimentar a fondo el viaje emocional, físico y espiritual de Billy Lynn de una forma personal que lo abarca todo de manera profunda. La película explora cuál es la realidad de su experiencia para un soldado, la tecnología permite plasmar cómo la escucha, cómo la ve. Según la escena, el mundo se puede mostrar de forma hiperreal, manipulando el número de imágenes por segundo, o se puede suavizar para que se parezca más a una película normal.
El enfoque de Lee planteó retos logísticos y tecnológicos que no se habían afrontado nunca en una película tradicional, el equipo tuvo que crear un nuevo léxico cinematográfico por necesidad, pero siempre al servicio de la historia. Ese uso prudente de este nuevo enfoque le permitió explorar cambios de dimensión, de velocidad de película y de perspectivas con herramientas totalmente nuevas. La película incluso montó su propio laboratorio en Atlanta para procesar grandes cantidades de datos, puesto que Lee y el director de fotografía John Toll dependían invariablemente de dos cámaras filmando a una velocidad cinco veces mayor a la normal, con el doble de datos pasando por cada una de esas cámaras. Eso suponía generar a diario una cantidad de datos para almacenar veinte veces superior a la de una producción de Hollywood normal de gran calidad.
«Me interné en un nuevo mundo con esta película», asegura Lee. «El uso de la velocidad elevada de imágenes por segundo y del alto rango dinámico proporcionará, espero, una oportunidad única de sentir las realidades de la guerra y la paz desde la perspectiva del protagonista. No se trata de una declaración política, sino más bien de una oportunidad de experimentar lo que hacen los personajes a nivel humano y emocional. Pensé que, si sacas a una sección de soldados del campo de batalla, para meterla en este espectáculo del descanso del partido del día de Acción de Gracias como una especie de celebración del valor, les daría un ataque. La diferencia entre los actos heroicos que la gente proyecta en ellos y sus experiencias en el campo de batalla, donde todo es caos, una lucha por la supervivencia… el nivel de adrenalina es extraordinario. Esas dos experiencias antitéticas contrapuestas parecían la forma perfecta de explorar este nuevo cine».
Es la primera vez que se utiliza este tipo de tecnología desarrollado por Lee: rodar a una velocidad de 120 imágenes por segundo, a una resolución de 4K y en 3D, creando un vocabulario y gramática cinematográfica nuevos por completo. Para conseguir el efecto 3D, la posición de cada una de las dos cámaras con respecto a la otra debe mantenerse en todo momento exactamente igual. Las cámaras son físicamente más grandes y están colocadas en un dispositivo. Entre las cámaras hay un espejo que es la mitad de plata y permite solaparlas. El dispositivo utiliza motores, codificadores y robótica que permitía a Lee, John Toll y Demetri Portelli, el estereógrafo, manipular la profundidad de las 3D. El equipo podía grabar una imagen 2D además de 3D, lo que ocurre en cuanto empieza a separar las cámaras. Eso permitía elegir la profundidad o hasta qué punto se metían en la pantalla, basándose, entre otras cosas, en el contenido emocional de la escena.
El elevado número de imágenes por segundo se convirtió en una manera de mostrar la sensación de los horrores de la guerra. Muchas secuencias de batallas utilizan el desenfoque de movimiento, que oculta los detalles pero transmite la confusión de la guerra (cámaras en mano con mucho temblor y desenfoque). No hay desenfoque de movimiento a 120 imágenes por segundo, pone de relieve hasta el último de los minúsculos trozos de tierra que saltan por los aires mientras la cámara realiza una panorámica, las expresiones faciales se ven perfectamente incluso en un plano en movimiento. Este nuevo cine ha permitido a Lee mostrar la guerra con la mayor calidad y claridad visual posibles, lo que encaja con su creencia de que, para un soldado, la guerra es real, y todo lo demás no.
Además de las 3D y las 120 imágenes por segundo, Billy Lynn está rodando en 4K, que son el doble de píxeles, tanto horizontal como verticalmente, que los aplicados en la mayoría de las películas (2K). Esto supone el cuádruple de información. A eso hay que sumar el hecho de que estamos en 3D, así que se duplica la cantidad de información, con lo que ya la estamos multiplicando por ocho. Al añadir las 120 imágenes por segundo, en lugar de 24, se da al espectador 40 veces más información de la que recibiría en una película normal 2D 2K a 24 imágenes por segundo.
Estas innovaciones tecnológicas repercutieron en las necesidades de todos los departamentos. La iluminación fue especialmente problemática. Para filmar a 120 imágenes se necesita cinco veces más luz de lo normal. El departamento artístico trabajó estrechamente con el director de fotografía para resolver el problema de la iluminación, a la vez que diseñaban los decorados de modo que quedaran naturales y no como una luz especial de película disfrazada. El traslado a Marruecos, donde se filmaron las secuencias de combate (Erfoud), les proporcionó, por pura casualidad, una fuente natural de luz que era perfecta.
Con Billy Lynn, Ang Lee redefine el concepto de hacer cine y de narrar historias, sumiendo al espectador en una experiencia nueva, avanzada, que le integra por completo en la historia que narra.

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