Una de sus impulsoras, Lu Martín, asegura que este proyecto editorial surge para suplir las necesidades de muchos jóvenes artistas melillenses de expresarse libremente fuera del ámbito academicista
Cada año, Melilla celebra el Yennayer o Año Nuevo Amazigh.
Como anunció este martes la consejera de Cultura y Patrimonio Cultural, Fadela Mohatar, este fin de semana la Plaza de las Culturas se llenará de actividades para que los ciudadanos puedan conmemorar esta festividad. Asimismo, las casetas de la plaza albergarán todo tipo de productos típicamente amazigh: comida, cerámica, instrumentos, joyería y más sorpresas que descubrirán entre sus puestos.
Muchos jóvenes melillenses aprovechan este espacio para dar rienda suelta a su creatividad y lucir de forma artística el orgullo por las raíces y la cultura amazigh, como es el caso del colectivo editorial Áfrika Star Press. Esta nueva editorial independiente, autogestionada por un grupo de jóvenes de la ciudad, pretende aunar el talento entre sus publicaciones y lanzan con motivo de esta festividad su primer número llamado L’acento de Melilla.
Lu Martín, impulsora de este proyecto junto con Abdellillah Mohamed (@SoyLile en RR.SS.), asegura que la unión hace la fuerza.
“Queremos aunar el talento y trabajar juntos, porque la unión hace la fuerza. Necesitamos ser cada vez más visibles, ya que tenemos la mala idea en la cabeza de que todo lo que hay en Melilla no sirve. Solemos pensar que el talento, la inspiración, la creación y todo ese mundo se mueve en la península, en capitales como Madrid, Barcelona, Bilbao, Sevilla. Al final es lo de siempre, pensamos que nadie es profeta en su tierra, pero esto se ha acabado”, explica.
Resuena en nuestra cabeza el nombre de esta editorial, y causa curiosidad volver al pasado con Áfrika Star Press, que nos recuerda a la famosa marca de cerveza África Star que se vendía en Ceuta y Melilla, entre otras ciudades.
La joven melillense apunta que han cambiado el concepto y que juegan con la nostalgia. “Queríamos un nombre que atrajera hoy día, pero que también nos transportara a la riqueza del tiempo pasado. Hemos cambiado completamente el concepto, porque al final no tenemos nada que ver con una cerveza. Aun así, creo que con lo que publiquemos nos podemos divertir tanto como con una cerveza en la mano” cuenta entre risas.
Lo cierto es que el mundo de la autopublicación está teniendo su auge debido a los nuevos canales de comunicación y las plataformas que permiten que jóvenes de todo el mundo puedan exhibir sus creaciones sin la necesidad de ser respaldados por una gran marca editorial. En tanto que Martín comenta las nuevas facilidades de difusión, señala que están notando un retroceso en el gusto por los medios digitales y que las personas vuelven a lo analógico: las publicaciones impresas. “Notábamos precisamente la necesidad de querer volver a lo analógico, volver a publicar más allá de un post de Instagram o un contenido digital. Somos nostálgicos, porque nos gusta el papel, nos gusta sentirlo. Y no es solo una percepción nuestra, ya existen estudios que demuestran que después del COVID, de estar todo el día frente a una pantalla, la gente echaba de menos lo físico, lo sensorial, el poder sentir más allá del estímulo de las pantallas. Es un gusto el poder tocar la hoja, el poder apreciar lo que es una fotografía o un texto impreso”, explica.
No obstante, ¿por qué no contar con el respaldo de una editorial? Martín lo tiene claro: no quieren depender de una mirada académica.
“Cada vez que pensamos en publicar, pensamos en grandes editoriales, pensamos en Planeta, pensamos en S.M., pero sentimos que no existe nada que pueda explotar y exportar la rama creativa de los melillenses de manera independiente. No queremos tener que depender de ninguna institución, porque queremos que no haya convenciones y alejarnos, sobre todo, que es una de nuestras grandes premisas, del academicismo. Este academicismo entendido como una gran institución arraigada en unos cánones y unos estándares, que muchas veces más que otra cosa, lo que hacen es oprimirnos y encorsetarnos dentro de una línea que no se ajusta para nada a la realidad que estamos viviendo hoy”.
Equipo de trabajo
Dentro de las páginas del fanzine, podremos encontrar un artículo redactado por Iman Habiby e Ito Bueno, fotografías a cargo de Rocío Madrid y Saiffon. En cuanto al diseño gráfico, encontramos a Celia Carrasco y SoyLile, así como en la maquetación a Lu Martín y Elsa Almendros.
En definitiva, este novedoso proyecto editorial hace un llamamiento a la ciudadanía melillense a explorar su lado más artístico e invita a participar abiertamente.
“Cualquier cosa es susceptible de ser artística, según el ojo que lo mire. Desde aquí quiero aprovechar para animar a cualquier persona que nos escuche, que nos lea, que nos vea, que piense quién es este grupo de frikis, que se acerque, que pregunte también a la gente de Melilla. Que no tengan miedo a mostrarse como son”, anima al final.
L`acento de Melilla, primer fanzine autopublicado
La primera publicación de este grupo editorial tiene que ver con el léxico y la lingüística del Norte de África. Como formato, han elegido la modalidad del fanzine, un tipo de publicación parecida a la revista.
Para Martín, la elección de este primer número junto con la festividad del Año Nuevo Amazigh, es una declaración de intenciones.
“Es como un statement, es gritar: aquí estamos. Trata precisamente de uno de los grandes sellos de identidad de nuestra ciudad, que es nuestra manera de hablar. En Melilla se presenta este caso de la disglosia, que para aquellos que no estén muy versados en el tema lingüístico, es básicamente que en nuestro territorio conviven dos o tres lenguas, porque podemos hablar el castellano, también podemos hablar el tamazigh, árabe, hay muchas personas también que hablan francés. Todas estas lenguas y acentos conviven y se van enriqueciendo unas de otras, por lo que consideramos que es un fenómeno digno de estudio y orgullo”.
