Anecdótica, la fotografía -por cierto, ideada por su amigo el cantante Julio Iglesias- que le hizo al Rey Juan Carlos, de espaldas, con el brazo por encima del hombro de su padre cuando fue a visitarle en su domicilio y que obtuvo en 2009 el Premio Ortega y Gasset de Periodismo a la mejor Información Gráfica. En su línea, donó el importe del premio a la Fundación Reina Sofía. Fue en diciembre de 1980 cuando Melilla recibía la visita de Adolfo Suárez, como presidente del Gobierno de España. Una visita crucial en pleno período de transición que muchos ciudadanos recuerdan por su trascendencia en el contexto de la época, y una figura, la de Suárez, muy criticada en su momento en algunos sectores, pero que el devenir del tiempo ha puesto en su lugar hasta el punto de ser considerado, en la actualidad, como el presidente mejor valorado de la última etapa democrática española y un gran estadista. Y es que mientras un político piensa en términos de la próxima elección, un estadista piensa en la próxima generación.
De ahí que ahora se reconozca su importantísimo papel en el período de la transición democrática española. Una interesante etapa de la historia reciente del país que precisamente el pasado mes fue recordada, desde su prisma como testigo y figura de excepción por el que fuera, por entonces, ministro de Exteriores, Marcelino Oreja, en una conferencia que tuvo lugar en el Palacio de la Asamblea ante un público expectante por conocer su visión personal de unos hechos que dieron un vuelco por completo al panorama político asentado en España durante mas de cuatro décadas de régimen franquista.
Y será el jueves cuando en este miniciclo ofrezca Adolfo Suárez Illana su charla bajo el título de “En nuestros orígenes está nuestro futuro”. Una conferencia que dada la imagen del conferenciante, sin duda, concitará a un público numeroso en el salón más noble del Palacio de la Asamblea. Y es que el abogado, político y hasta torero, Adolfo Suárez Illana desde su discreción y en base al respeto que siempre ha profesado por su progenitor, el inolvidable presidente, se ha granjeado la simpatía generalizada de los españoles.
Estudió Derecho en la Universidad CEU San Pablo y en la Universidad de Harvard. De 1990 a 1993, trabajó en el Banco Popular Español y en 1998 funda el bufete de abogados "Suárez & Illana S. L.". Desde el año 2010 preside el despacho internacional de abogados Ontier.
Se casó en Villahermosa con Isabel Flores Santos-Suárez, nacida en 1972, hija del ganadero Samuel Flores López-Flores y de su esposa, Isabel Santos-Suárez Barroso. El matrimonio tiene dos hijos, Adolfo y Pablo.
El 31 de mayo de 2005, en el programa de Televisión Española "Las cerezas", Adolfo Suárez Illana anunció que su padre padecía una demencia senil, o alzheimer desde hacía dos años. Anunció también que su padre no recordaba que había sido presidente del Gobierno ni reconocía a nadie, y que sólo respondía a estímulos afectivos. Días después de anunciar la noticia, Suárez Illana estuvo como representante de su familia en el homenaje que el periodista Luis del Olmo, desde su programa "Protagonistas", realizó a la figura de su padre. A dicho homenaje se sumaron José Luis Rodríguez Zapatero, José María Aznar, Leopoldo Calvo-Sotelo, Felipe González y Santiago Carrillo.
Digno sucesor de su padre, Suárez Illana da continuas muestras de su generosidad y categoría humana. Son muchos las anécdotas que reúne en este sentido. Entre ellas, la fotografía, -por cierto, ideada por su amigo el cantante Julio Iglesias-, que le hizo al Rey Juan Carlos, de espaldas, con el brazo por encima del hombro de su padre cuando fue a visitarle en su domicilio y que obtuvo en 2009 el Premio Ortega y Gasset de Periodismo a la mejor Información Gráfica. En su línea, donó el importe del premio a la Fundación Reina Sofía. Ahora, aunque se desplaza a Melilla de manera privada para visitar a unos amigos, aceptó la invitación de intervenir en el miniciclo de la transición, pero ofrece su charla de una forma totalmente desinteresada. Una cita, la de este jueves, que ha despertado gran expectación por la personalidad del ponente.
