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TENIS-OPINIÓN

A vueltas con la organización y el peso de los grandes

melillahoy.cibeles.net fotos 1568 NADAL

El jueves hemos vuelto a ser testigos de esos conflictos con los que tiene que lidiar la organización del torneo, tratando de contentar a todos y así mantener el prestigio y la buena imagen. Nada nuevo bajo el sol. Resulta que un rato antes de que empiece el partido de Rafa, empieza a «chispear» en Madrid, donde hemos tenido un día entoldado, temperatura suave y con amenaza permanente de lluvia.

La organización se apresura a desplegar el techo que cubre la pista central (Manolo Santana), operación que tarda un cierto tiempo en llevarse a cabo. No quiere ni tiene tiempo disponible para tener que suspender el partido, como antaño sucedía en Wimbledon, que entre otros aspectos era legendario también por estas incidencias.
Ya saben los técnicos, partido que se juega en pista «cubierta», la bola va más rápida, circunstancia amplificada por la altura de Madrid, la bola no coge efectos… En definitiva, que el juego así favorece a los que le pegan plano a la bola, favorece a los buenos sacadores.

Sam Querrey, el californiano que era el oponente del manacorí, tiene entre sus virtudes teísticas ser un buen sacador, pega muy plano y fuerte a la bola. En fin, en el entorno de Nadal, se mueven rápido, presión muy fuerte a la organización, es inútil preguntar a las dos partes porque lo negarán ambas, ceden y otra vez se decide volver a abrir el techo. Al norteamericano, esta decisión final no le ha hecho nada de gracia, pero tenía en su contra una circunstancia de peso: oficialmente el torneo debe de jugarse al aire libre y además la llovizna ha cesado. El número cinco del mundo, al final tenía razón. Cuando comenzó el partido hacía una tarde excelente para jugar al tenis y la organización ha podido respirar tranquila. ¡A ver si el director del torneo se anima a escribir un libro sobre estas historias internas del torneo!. Seguro que sería un best-seller.

El partido ha resultado muy entretenido, porque sobre todo en el primer set, Sam ha jugado como los norteamericanos en su salsa: Cañonero, saque demoledor y poco peloteo. Nadal desconcertado y 3-0 abajo, 4-1 abajo… El estadio, lleno a rebosar y enmudecido. Nadal, con paciencia y coraje, que nunca le faltan, poco a poco le fue dando la vuelta al partido, ganó por 6/4 el primer set y terminó en campeón ganando el segundo por 6/2, entre el clamor del público y el respiro profundo en la organización.

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Pilar Cayuela

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