Escribió Ton Burns en el diario económico Expansión: “Según Michavila (GAD 3) los datos indican que a veinte y pico días de que finalice el plazo para depositar el voto por correo, las solicitudes para ejercerlo han duplicado lo que suele ser la norma y alcanzan una cifra récord…GAD3 ha ido a tiro hecho a por los muchos del voto decidido, sellado y enviado por correo. Y lo que revela Michavila es que un 40% de los que no acudirán al colegio electoral, dicen que han metido en el sobre la papeleta del Partido Popular. Con este rotundo dato, parece verosímil la predicción de un millón de votos de ventaja para el partido que lidera Alberto Núñez Feijóo. A menos de un mes para la cita electoral, el político gallego se enfila hacia una mayoría suficiente”.
La mayoría absoluta, 176 diputados, está lejos del PP (145 diputados, según la encuesta de NC Report que publicó La Razón el lunes; 150-153 según la encuesta de GAD3, de ABC en junio, una cifra, la de superar los 150 escaños, que significa la barrera para alcanzar un Ejecutivo en solitario. Ninguna encuesta vaticina una mayoría absoluta de Feijóo, todas (la de Tezanos excluida y absolutamente desprestigiada) vaticinan que los votos de PP y Vox sumarían más, algo más, de esos 176 diputados, esa mayoría absoluta.
El martes acudió al programa nocturno de Antena 3 -el de más audiencia de las televisiones españolas, aunque pueda parecer imposible- el ahora también presentador televisivo Pedro Sánchez. El miércoles lo hizo Alberto Núñez Feijóo.
Pedro Sánchez y Pablo Motos me aburrieron el martes. Todo tan suave y tan ficticio que tuve que hacer un esfuerzo descomunal para resistir, atento, la hora que duró el insípido tostón. Pedro impuso su verborrea a Pablo: apenas le dejó intervenir. Así, silente el presentador del programa, Pedro no pareció irse enfadado. Siempre es útil llevarse bien con el poder, por si las moscas. Sanchez quedó como lo que es: un farsante y un gobernante que no sabe gobernar, ni le interesa.
Alberto Nuñez Feijóo, recibido con gritos de ‘presidente, presidente’, demostró que sabe gobernar y que puede hacerlo. Permitió que Motos le preguntara y respondió a todas las preguntas. Entre él y Sánchez hay un abismo, el que hay entre saber gobernar y no saber.
Cuantitativamente también ganó Feijóo a Sánchez en El Hormiguero: un 25,9% de cuota de pantalla -la mayor de la historia del programa- para el líder del PP; 3,1% menos para el del PSOE. O dejaría de tener gracia -quizás maldita la gracia- que la política española se decidiera en “El hormiguero”. ¡Ay, si Platón y la democracia griega revivieran!
Por cierto, en Melilla el PP no va a necesitar esforzarse, ni mucho ni poco, para que sus tres candidatos -Sofía Acedo, Fernando G. Otazu e Isabel Moreno- sean elegidos. Dos de ellos -Sofía e Isabel- ya han dejado las listas de diputados locales, para que corra y haya otros dos pepeístas colocados y cobrando, les haga falta o no (el dinero).
Fallos judiciales
Fallos en el sentido popular de la palabra, errores, no sentencias judiciales, aunque en este caso los dos significados son aplicables.
Me refiero a lo que le ha ocurrido a Ahmed Tommoouhi, que ha pasado 15 años en la cárcel por un delito que no cometió. Margarita Robles -actual ministra de Defensa- fue la presidenta del Tribunal que le condenó, inadmitiendo determinadas pruebas que hubieran demostrado su inocencia.
Ahora, tras sentencia del Tribunal Supremo, se ha pedido la apertura de una investigación que, en su caso, castigue a sus inicuos juzgadores, Margarita Robles a la cabeza. ¿Creen que prosperará la petición? Yo me temo que no. Porque un/a progre nunca se equivoca, solo -dicen los progres- los fascistas se equivocan, aunque, como escribió esa enorme luchadora que fue Oriana Falaci, existen dos tipos de fascistas: los fascistas y los antifascistas.
Castigar a los juzgadores que se equivocan -por no pensar mal-, juzgadores de todo tipo y todos los empleados públicos incluidos, sería un acto de justicia… que brilla por su ausencia.
Posdata
Si queremos seguir siendo humanos, solo hay un camino, el de la sociedad abierta. Debemos proseguir hacia lo desconocido, lo incierto y lo inestable sirviéndonos de la razón de la que podamos disponer, para procurarnos la seguridad y la libertad a que aspiramos (Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos).
