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El rincón de Aranda

El día 7, a las 10 de la mañana me “planté”, (como diría mi madre, cada vez que compraba algo en el Rastro), en la Plaza de la Marina, de Málaga, para visitar le exposición sobre el turismo en nuestra ciudad. Como corresponsal de “chamullar”, y como me encanta escribir sobre la ciudad donde mi madre me parió, debo decir que los 30 minutos que duró mi visita los aproveché al máximo.

Los responsables de informar a los visitantes, me parecieron muy amables, y solícitos con todo el mundo. Allí se encontraba el Consejero, Mateo, hecho un brazo de mar, “daquípallá”, dirigiendo muy bien el cotarro. Estaba el joven, Gabriel R. Gonzálvez, responsable de su empresa “Opossum Studios. Virtual Builders” que, con una amabilidad exquisita, me colocó un artilugio en los ojos, y créanme que me encantó lo que pude ver con el aparato. Era la Plaza de los Aljibes, interior de los mismos, el Túnel de Santa Ana, la Capilla de Santiago (única con estilo gótico en África); el acceso al Torreón de la Cal, que defiende la Puerta de la Marina. En fin una delicia de vistas virtuales, que desde estas líneas felicito a su autor, Gabriel R. Gonzálvez.

A mi la que me interesaba ver y hablar, era con la Consejera de la “Cosa Culta”, señora Fadela Mohatar, hasta que me la encontré, presentándome al instante. La verdad es que lo primero que me dijo fue que al fin me había puesto cara, y creo que algo le agradaría porque, en vez de estrecharnos las manos nos dimos un abrazo, incluyendo dos ósculos en nuestras correspondientes mejillas. Una vez cumplimentado el saludo, le reiteré mis sempiternas peticiones, que vengo haciendo en plan “mosca cojonera”, o “mangangá”, de cambiar los nombres de muchas calles, como la de Napoleón, por mi maestro de música D. Julio Moreno Rodríguez.

Pero lo que sí me “chocó” mucho, fue la ausencia de la palabra, “Chelja”, en los distintos folios que colgaron en la pared, folios que indicaban, por ejemplo, las fechas y procedencia de los judíos llegados a Melilla. Sobre el rifeño, tarifit, que todos conocemos como chelja, como bien saben los del partido opositor, y sus achichinques, o acólitos, es una variedad de la lengua hablada en el Rif. Y como ocurre con otras lenguas bereberes, todos los que la hablan, a menudo se refieren a ella, con el nombre genérico, y de mejor sonido. Pienso que como decir chelja, puede sonar a carraspeo, por la “J”, han tomado el tamazight, más musical, que sirve para designar a las demás, como son: rifi del norte, muy cercano al tachelhit, que se habla en el Alto Atlas, el braber del centro, los tuareg, los susi del sur, los de la kabilia argelina, y los libios, que al parecer no se entienden entre ellos. Y sobre que es una lengua milenaria, la verdad es que habría para llenar cientos de folios, y al final, estoy casi seguro que no nos pondríamos de acuerdo. Pero aunque una falacia dicha muchas veces, con el machaqueo constante, e insistente de martillo pilón, estilo “martinete”, en muchos medios, (en este caso en una carpa turística) al final, quienes la escuchen, o la lean, acabarán creyéndosela como una verdad a medias, o total, según el grado de ignorancia. Pero claro otros, que no tenemos en común esas ideas, somos incapaces de tragarnos esas demagógicas ruedas de molinos, o sea, que no nos lo creemos en absoluto. También debemos saber que con esas peticiones, el único que aquí gana algo, es nuestro vecino del otro lado de la frontera, que como buen pájaro cuco, que es el que deja sus huevos en nido ajeno, es el “patrem y mater, dominis, in lingua”, que para que nos entendamos es el padre y la madre de esa lengua “milenaria”; que el muy zorro se bebe, muy nutritivo y calentito el caldo gordo que España le viene cocinando desde hace años, tal y como está ocurriendo con los menas. Ante tanta falacia, haciéndonos parecer que la cosa es válida, pero que no lo es, yo creo que algunos políticos, ya sean los que gobiernan, como los que están en la oposición, debieran ser botados, con “b”, de sus poltronas, y no votados, con “v”, en las urnas.

Y a la señora Fadela Mohatar, desde estas humildes líneas, le deseo que los dioses buenos le proporcionen fuerzas para que sus deseos y responsabilidades den sus frutos, y el proyecto que tiene en marcha para el cambio de las calles, lo lleve a cabo con prontitud, y algo de perseverancia; en bien de la ciudadanía que representa.

Y como ya me ha puesto cara, que es con la sonrisa que puede ver en cada uno de mis artículos, le envío un cordial saludo.

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