El cementerio cristiano de la Purísima Concepción guarda la memoria de las miles de personas que en él reposan. Por lo general son personas anónimas para la mayoría, pero al margen de las parcelas de las ánimas a las que los fieles acuden a depositar flores y oraciones, existen otros sepulcros que también reciben centenares de visitas de ciudadanos agradecidos o creyentes que buscan su mediación milagrosa fruto de una fama ganada a golpe del boca a boca ciudadano. Cuatro son las sepulturas más visitadas. La primera, un nicho junto al lateral derecho de la capilla con una lápida casi ilegible de una tal Dolores Agustina y Acevedo fallecida en 1893, que según el gerente del cementerio, rara es la ocasión que no presenta flores.
La segunda tumba, la más conocida, es la de Benito López Franco, 'el soldado de los milagros', y cerca, el nicho de Bienvenido Pampliega, padre paúl fallecido en 1951 y enterrado arropado por centenares de melillenses. Al parecer, se intentó removerlo en los años 80 se encontraron con que no se había descompuesto. También en este patio, otro de los santos populares, el curandero Antonio Moreno, fallecido en 1949. En sus tumbas nunca faltan flores.
