«Lo que significa es que los españoles estamos desengañados con un presidente mentiroso y sin principios», explica el presidente de Vox en Melilla sobre las polémicas palabras del líder del partido a nivel nacional sobre el jefe del Ejecutivo central
Tras la polémica que ha desatado a nivel nacional las declaraciones que realizó el pasado fin de semana el presidente de Vox, Santiago Abascal, sobre el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, de que “habrá un momento dado” en el que el pueblo querrá “colgar(le) de los pies”, el líder del partido en Melilla, José Miguel Tasende, ha querido restarle importancia a dichas afirmaciones, que cree que están descontextualizadas de una entrevista que concedió al diario argentino ‘Clarín’ durante su viaje al país sudamericano para asistir a la toma de posesión de Javier Milei como nuevo presidente argentino.
Tasende, que ha leído en rueda de prensa el párrafo concreto de la entrevista donde se extrae dicha frase, admite que la expresión ‘colgar de los pies’ «puede hacer referencia» a la muerte que sufrió el dictador italiano Benito Mussolini, que después de ser fusilado en 1945 fue colgado por los pies en medio de la Plaza Loreto de Milán. No obstante, insiste en que dicha expresión «está metida» en ese contexto.
«Yo creo que lo que significa es que los españoles estamos desengañados con un presidente mentiroso y sin principios», explica Tasende, que cree que, «posiblemente, el verdadero final» del jefe del Ejecutivo central es que éste último «no va a quedar muy contento porque los españoles le van a dar su merecido en algún momento«.
«Yo creo que ese es el sentido de la expresión», sostiene, aseverando que «no hay que pedir perdón» por unas declaraciones en las que no aprecia «gravedad» alguna. «Lo que veo es que son representativas de la realidad. De que una gran parte de los españoles que hayan confiado en Pedro Sánchez ya se están arrepintiendo de haberlo hecho», agrega.
A preguntas de los periodistas, Tasende cree «hay una serie de cargos institucionales» que, por «la representatividad» que ostentan, «se deben a España, a la comunidad internacional y a una serie de obligaciones inherentes al cargo en la que no se deberían meter las simpatías políticas».
