El escolta madrileño siempre se ha caracterizado por ser un jugador de carácter, pero cree que con el tiempo y la madurez ha aprendido a ver todo de otra manera. “Al final todos tienes que relativizarlo tanto si se gana como si se pierde. Ni la euforia ni el pesimismo es bueno. Hay que tratar siempre de tener una línea media”.
El Melilla Baloncesto, a través de su página web, descubre al Marcos Suka más personal. Un hombre familiar, amante de la música, preocupado por la sociedad y que sueña con conseguir algo grande con el equipo melillense.
“En mi carrera siempre he intentado ser ese tipo de jugador que siempre está ahí en esos momentos, en el que se dibuja una jugada para mí. Es mi objetivo y es lo que llevo dentro”. Ese es Marcos Suka. El escolta es uno de los hombres de moda, tras dar al decano dos victorias de manera consecutiva en casa con un tiro sobre la bocina. Pero detrás del jugador caliente y pasional, se encuentra una persona con una vida tranquila y en la que sus pareja y sus hijos son su piedra angular. “La familia es lo que más me ayuda. Al final, mi pareja y mis hijos me dan la estabilidad y el orden en la vida que tengo que llevar. Es algo que me ha ayudado a mejorar en muchos aspectos”, explicó el madrileño acerca de lo que significa su familia para él.
Una persona clave en su vida es su mujer Marta. Ella es la persona que le da tranquilidad y ánimo cuando las cosas no van bien. Al respecto, aseguraba que “ella es mi apoyo y la que aguanta todo, especialmente lo malo. Lo bueno es llevadero, pero cuando las cosas van mal y uno no encuentra el camino al final siempre uno se refugia en la familia”.
Pero, sin duda, lo que más le ha cambiado la vida y su concepción de la misma ha sido el nacimiento de su hija Martina, de tres años, y Marcos, de tan sólo quince meses. “Juego al baloncesto e intento dar siempre lo máximo pensando en mis hijos porque tengo un objetivo y un compromiso con ellos. Todo lo que pueda ganar o conseguir es para ellos, y eso te hace focalizarte en las cosas realmente importantes”.
La familia ha sido siempre muy importante para el jugador del conjunto melillense, como demuestra la gran relación que mantiene con sus padres y con su hermano David, quien también juega a baloncesto de manera profesional y con el que ya coincidió jugando hace varios años en el C.B. Clavijo. Ahora confiesa sentir cierta envidia de sus compañeros, los hermanos Almazán, que esta temporada juegan juntos en el decano: “Cuando veo a Eloy y a Pablo sí que me da envidia muchas veces, porque hacen bromas y chistes entre ellos que a mi me pasaba cuando jugaba con mi hermano. Al final no deja de ser un trabajo pero estar con tu hermano hace que todo se disfrute el doble. Estoy convencido que ellos lo estarán disfrutando mucho esta campaña, porque es complicado coincidir con tu hermano en la carrera profesional”, explicó.
Sobre la posibilidad de volver a coincidir algún día con su hermano, Suka deja la puerta abierta y espera que el tiempo así lo permita. “En un futuro no sé si volveré a jugar con él. De momento el está aguantando en Andújar y no sé los años que le quedan. Espero que cuando termine de jugar profesionalmente podamos volver a coincidir”.
Precisamente, con David colabora en el proyecto ‘SukaBasket’, una tienda de venta de zapatillas y material deportivo a través de internet. “La idea es toda de mi hermano David. Quería hacer algo nuevo en Andújar, vinculado al baloncesto y pensó en hacer un tienda a nivel on- line y yo lo que hago es ayudarle en todo lo que puedo como haría cualquier hermano”, señaló.
Una de la pasiones de Marcos Suka es la música. El jugador no sólo escucha hip-hop, su música preferida, sino que también aprovecha su tiempo libre y los largos viajes para componer, “una pasión que me viene desde los catorce años. Me gustaba la música y fui a un concierto de Frank-T y me comenzó a gustar el hip-hop. Me enganché a él y siempre que puedo hago cosas relacionadas con él, como componer bases instrumentales. Es un hobby que me divierte y me hace dejar de pensar en otras cosas”.
Al madrileño se le resiste conseguir algo grande con el Melilla Baloncesto, siendo ese “el reto que tengo en la cabeza. El ascenso sería maravilloso para todos, y para quedarme yo tranquilo y formar parte de la historia del club como integrantes del primer equipo que asciende. Sería espectacular”.
