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El rincón de Aranda

Sobre Héroes y Sanjurjo

He leído lo que el Presidente de la Ciudad se ha pronunciado sobre el entierro del General Sanjurjo, y creo que por una parte sus razones tendrá, aunque algo equivocado sí que está; porque, como muy bien dice sobre la llegada urgente de tropas del exterior, liderada por Sanjurjo, fueron: el Rgto. de la Corona, los Regulares de Ceuta, y La Legión: “…

Que si no llega a ser por ellos, yo no estaría aquí, sino en Cuenca o en otro lugar, y por supuesto no estaría la bandera de España en ningún sitio…”. También que en aquellos días Melilla tenía pocas defensas. “… y no se podía quitar la chaqueta, al acudir como máxima representación civil de la Ciudad.

Y sobre la Guerra Civil, con Franco de Comandante a la entrada en el Puerto, dice que: “…está ahí en memoria y respeto a su etapa de defensor de la ciudad en 1921, contra el ejército rifeño liderado por Abdelkrím, en el que murieron miles de de soldados españoles…”. Y con respecto a no atacar Melilla, por parte del rebelde rifeño, se ha corrido tanta tinta, que aún hoy mucha gente, que se supone, enterada en política internacional, dicen que no atacó la ciudad porque sus tropas estaban cansadas de tanto combatir. Yo estoy de acuerdo con lo del agotamiento y tanta barbarie y cobardes salvajadas, asesinos inmisericordes, como llevaron a cabo contra nuestras tropas después de rendirse. Pero creo que lo que ocurrió, y él lo sabía muy bien, porque era muy cuco, es que si hubiese atacado la Plaza, las repercusiones internacionales hubieran sido tan graves, que los partidos de izquierdas españoles, contrarios a esa guerra y todo el poder de Occidente, lo hubieran destruido políticamente, y como derecho de indemnización de guerra, la frontera en vez de estar en Beni Enzar, en la actualidad estaría en el Atalayón, porque hay que recordar el Tratado de Paz que O'Donnell firmó con Muley Abbas el 23.02.1860, y el que firmaron en Tetuán, España y Marruecos, el de 26.04.1860.

Muy loable, Presidente, su decisión de haber participado en el entierro del General Sanjurjo, dos veces laureado, dos veces golpista y lamentablemente también dos veces enterrado; aunque creo que debiera entender, que el mismo mérito que tuvo Franco en 1921, lo tuvieron los distintos jefes de las fuerzas que llegaron antes que él.

Y sobre las Laureadas de Franco y Sanjurjo, hay que decir que las de éste fueron ganadas, con todos los honores militares, en el campo de batalla, pero la del dictador se la impusieron por haber ganado una guerra fratricida contra el Gobierno de la República, o sea, por golpista. Y como anécdota curiosa, la de Franco tuvieron que pedirla prestada a la familia del General Marina, porque en Madrid, recién acabada la guerra, no había ninguna tienda donde se pudiera adquirir esa medalla, que fue prendida en su pecho, y como gran devoto del brazo incorrupto de Santa Teresa, ordenó que se lo colocaran en la muñeca, y ahí sigue, pero en el convento de las Carmelitas Descalzas, en Ronda, entregada el 14.12.1975, por el entonces Obispo de Málaga, D. Ramón Buxarrais.

Yo, si me lo permiten, a los que practican el oficio de “agradaor”, semejante a las falsas lloronas “plañideras”: “¿Cómo está usted?, ¡hale!, a mejorarse abuelo, y cuídese ¡eh!”, les recomiendo la lectura de “Maestros de la República”, de la periodista y escritora, María Antonia Iglesias. Porque una gota, solo una gota de amor a la Patria, basta para verterla en el Héroe que dio su vida por ella.

Y si me permiten, quisiera recordar las tres palabras finales que Azaña pronunció el 18.07.1938, en el Ayuntamiento de Barcelona, dos años después de comenzar la Guerra Civil, conteniendo un mensaje de reconciliación, y elaborado con la intención de preparar a la opinión pública para lograr una mediación internacional, para no prolongar la guerra: “Paz, Piedad y Perdón”.

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