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La Columna de Salido

Segundo ascenso del Melilla a Segunda División

melillahoy.cibeles.net fotos 1588 i10 foto muelle.recibimiento U.D.Melilla 2Ao asc.2Aa Div.1962

Ya hace algunos meses y no recuerdo bien si lo escribí y se publicó en M.H. en el 2014 o 2015. En aquella ocasión todo de mi cosecha personal y lo que yo iba recordando de aquel ascenso que me pilló a mí con 11 años y 11 días. Allí estaba yo el 8 de junio de 1962 subido en la escollera del muelle viendo a los diferentes barcos y barcas que salían al encuentro del barco correo Ciudad de Valencia.

Éramos multitud de melillenses, grupos de vecinos, hermanos, padres, amigos, mujeres, hombres, niños y abuelos. Todos expresando nuestra alegría como mejor sabíamos y podíamos, aquel equipo formado por muy buenos jugadores, uno de los mejores entrenadores que haya tenido nuestro Melilla C.F. Abilio Rubio, José Torcello era el presidente del Club y aquel entrañable y querido gran masajista que era el inolvidable Lázaro (en aquellos tiempos si la memoria no me engaña varios equipos de superior categoría lo querían, pero él se encontraba a gusto en Melilla, entre su gente y no ambicionaba nada más.

Por casualidad, y buscando otra cuestión en Internet (general Gotarredona), me ha salido sin saber por qué este hermoso escrito que tendrá sus años, pero que lo publica Antonio G. Jáuregui el 29/05/2014 en melilladeportes .es (Historia), el cuál hace referencia a que lo ha detraído de la Fuente informativa: El Telegrama de Melilla e “Historia y Estadística del fútbol en Melilla”, de José Rodríguez Marín y Francisco Benítez Muñoz. El primero, lo siento pero no me suena, aunque puede que haya sido también presidente del Club o directivo, como el segundo y dueño del Restaurante Salazones también. Tengan en cuenta que yo falto de Melilla desde 1970 aunque esporádicamente la haya visitado sólo cinco o seis veces más, una de ellas para mi boda en 1974.

Sigo leyendo y veo que el primer ascenso de la U.D. Melilla ocurrió en 1950 (aun estaba yo “en el limbo”). Cuatro años permaneció el Melilla en la categoría, descendiendo de nuevo a Tercera División.

En la temporada 54/55 durante ese largo y tortuoso camino de permanencia en Tercera, se hizo cargo una junta gestora y con importantes deudas económicas. Las siguientes temporadas fueron un ir y venir de presidentes, gestoras, deudas, descenso y desaparición de la Unión Deportiva. Relevo tomado por el CD. Tesorillo, que toma el nombre de nuevo como Melilla CF.

Se daba la circunstancia o el hecho capital en aquellas fechas para los intereses del equipo, que como antaño se volvían a coger futbolistas que desempeñaban el servicio militar obligatorio (la mili) en nuestra tierra, lo cual, significaba un importante beneficio mutuo: soldados/futbolistas buenos y baratos, y para éstos, un servicio militar bastante más cómodo y el hecho de no pasar una temporada en blanco, entre otros, recuerdo a Eguía, Cea, Zenarruzabeitia, Tello, y bastantes más. En el año 1957 con la llegada de comandante general Gotarredona, al parecer, por orden suya, se acabó el chollo compartido, prohibiendo a esos soldados practicar el fútbol profesional, cosa que al parecer se mantuvo unos dos años, afectando considerablemente a las arcas del Club.

A pesar de lo anterior, aunque aun en Tercera División, en la temporada 60/61, el Melilla CF. Con su camiseta rojinegra y un presidente estable desde la temporada anterior, Don José Torcello (no lo se, pero supongo sería alguno de los muchos hombres de negocio de Melilla), finalizaba la temporada en el segundo lugar de la clasificación con derecho a jugar la fase de ascenso a segunda (entonces no era ni A, ni B), cayendo en la primera ronda ante el Galdácano. Aunque no se consiguió el objeto, se estaba en el buen camino.

En la Temporada 61/62 se retoma el color azul claro en color de la camiseta y se finaliza también en el segundo puesto del Grupo XI de la Tercera División, por detrás del Sevilla AT. que quedó campeón. El Melilla adquiere de nuevo ese derecho a disputar una nueva fase de ascenso. Primero contra el Imperial de Murcia al que se venció en Álvarez Claro (no recuerdo si el terreno de juego era de tierra aún o ya de hierba) y empatando fuera a dos y jugado con luz artificial en La Condomina, de noche, cosa a la que no estaba acostumbrado el equipo. Tocaba jugar otra eliminatoria, contra el Albacete que quería evitar el descenso a Tercera. Tras un doble empate a cero goles, el encuentro definitivo se disputaba en campo neutral, concretamente en Madrid, en Vallecas el día 5 de junio de 1962.

No se dejó escapar la ocasión y se venció ese encuentro por dos goles a cero, siendo muy seguido especialmente por la radio por multitud de melillenses aficionados o no, era todo un acontecimiento. Los dos goles fueron obra de aquel gran delantero centro Agustín Rojas, al cuál yo recuerdo haberlo visto jugar. El central melillense Añil fue expulsado por protestar un injusto penalti señalado contra el Melilla, el cuál fue parado por ese extraordinario portero azulino Julio. Contaba el periodista melillense afincado en Madrid Alberto Amorós, en su crónica para El Telegrama del Rif, que el canterano Añil al marchar expulsado al vestuario comenzó a golpearse la cabeza contra la pared, un empleado del campo que lo vió se acercó corriendo al banquillo melillense al grito de: “que se mata, que se mata”. Acudieron desde el banquillo evitando que se hiciese más daño.

La alineación del Melilla CF. Que consiguió ese ansiado ascenso estuvo formada por: Julio, Desiderio, Añil, Monti, Cuerva, Ramos, Lopera, Guerra, Rojas, Oviedo y Listero (qué gran conjunto amigos). El masajista era el inolvidable Lázaro y Abilio Rubio el entrenador (creo recordar que éste era grueso y corpulento, pero con una gran sabiduría y humanidad). Como no tenía el título de entrenador nacional, no pudo continuar o renovar con el equipo ya en Segunda División.

En esas fechas no circulaban muchos coches por nuestra ciudad, pero saliesen de donde fuese, multitud de ellos se dieron cita en el centro de la ciudad y recorrieron los barrios también con gran jolgorio y alegría hasta bien entrada la noche. Lo mejor fue ese día 8 como relato más arriba, cosa que viví en primera persona aunque con 11 años solo, que fue la llegada del barco que traía a nuestros héroes, que después de un recorrido por El Pueblo y agradecer a la Virgen de la Victoria el triunfo, desfilaron hacia el centro y desde el balcón del edificio del Club en calle Castelar saludaron a todos los presentes, muy contentos y agradeciendo su apoyo. Éramos muchos, orgullosos de nuestro equipo, una ciudad y unos colores, el lado más bueno del llamado fútbol.

Viendo la foto que acompaña a este escrito, me llama mucho la atención la gran cantidad de chavales sentados o de pie en el paseo de la escollera, pero todos con pantalón largo, yo también, eran otros tiempos. Recuerdo la anécdota de un verano, ya con unos 13/14 años aproximadamente y bastantes pelos en las piernas, regresábamos mi vecino y amigo del Monte María Cristina, Juani (dos años mayor que yo) de la playa de San Lorenzo con pantalón corto, niqui y toalla en mano. Al pasar junto a un “carrillo” de prensa y “chuches” (versus Rajoy) frente al Centro de Hijos de Melilla en calle Castellar, el abuelo que acompañaba al “quiosquero”, nos mira y suelta: ¡Coño que ya to Dio e inglé!, lo escribo tal como lo pronunció ese buen hombre, y claro, era por nuestras “patas de pelos en pantalón corto” en pleno centro de la city, ¡Qué escándalo!
Para terminar, decir que me da mucha envidia aquella época cuando llenábamos sol y sombra de aficionados (Tribuna y General), nuestros ánimos siempre al equipo de nuestros amores. Recuerdo a Juan Villanueva (Juanleño) con su gran vozarrón y su ¡Atatataó! Que respondíamos todos ¡óóó!, se repetía tres veces y luego el consabido ¡A la bin, a la ban, a la bin bon ba, Melilla, Melilla y nadie más! Añoro aquellos tiempos ¡Qué cojones! Y me da mucha pena ver fotos en Melilla Hoy sobre todo de sol, con cuatro aficionados por aquí y otros cuatro por allá.

Aquel señor que en la parte que daba a Calvo Sotelo, nos informaba con sus tablillas del resultado de otros partidos, pero antes, solo de los goles que se conseguían en nuestro estadio. Recuerdo también, cuando siendo algo más joven pedíamos a señores mayores que nos cogiesen de la mano y nos pasasen para ver el partido (bolsillos vacíos casi siempre), ya más adelante, los porteros ponían muchas pegas y alguno decía: ¿con que 10 añitos verdad criatura?, “pues menudas patas de pelos tienes”.

Cuando ya ese chollo se acabó, el bueno de Antonio Font, mi vecino (q.e.p.d.) que trabajaba en casa Weil, junto con otro, montaban el ambigú de bebidas en sol y sombra y por ganar unas pesetilla y ver el fútbol gratis me ofrecí a vender con mi cubo de cinc. Tengo que reconocer que mucho no vendía, cuando el partido se disputaba en ambas partes yo me paraba para verlo. Dejé ese mi “primer oficio” extraoficial cuando en tribuna y por culpa de un agujerito en el fondo del cubo, mojé el trasero a un señor al derretirse el hielo, y bien fresquito que se lo dejé, le pedí disculpas cuando me gritó: ¡Coño, niño que me estás mojando el culo! Ya era en Segunda División y era un partido contra el Villarrobledo, cuyo lateral izquierdo, Herrero, nos daba bastante faena. La temporada siguiente lo fichó el Melilla.

Aquí lo dejo amigos, espero que esto lo publiquen en el especial semanal de Melilla Hoy por su extensión mayormente. Al mismo tiempo desear al equipo decano de baloncesto de Melilla que gane ese necesario tercer partido en tierras de Huesca (cuando esto vea la luz, ya se habrá disputado) y si no fuese en el tercero, en el cuarto. Acierto con la canasta y en defensa muchachos. Os vi en Castellón y aunque perdisteis por una pájara sobre todo en el último cuarto, se que lo podéis conseguir y luego que se estrujen la “mollera” los que mandan que para eso están, saquen cuartos y presupuesto de donde sea, pero que no se renuncie a militar en la máxima categoría por ese motivo.

Hoy de las muchas cosas malas que pasan en Melilla no quiero hablar ¡Viva Melilla, su gente de bien y sus deportistas!

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