El mal que suelen hacer los terroristas en sus atentados, no solo está en despojar de la vida a personas inocentes, sino que también intentan despojarnos de nuestro Dios. Un Dios que nos ha llegado a través de la tradición de generaciones, el cual ha dado lugar, después de muchos enfrentamientos, dudas y superaciones, a una sociedad hermanada, entendible en la participación evolutiva, donde el ser carnal ,envuelto en su propia deformación y fracaso, acude a ella , en una llamada más allá de sus propios sonidos… “Hacia la luz camina la aventura, sin saber que es la luz ni a donde lleva” Ciego y torpe resiste y se comparte, como el mar y la tierra en pos del cielo. Sin entender siquiera lo que es cielo.”
No. El dios de Occidente, no ha surgido de un libro. Fue enmanado de la sangre humana como un torrente de agua indetenible. Tal vez el libro fuera su origen, para dar a los ojos visión con propia forma…Y la palabra. El Verbo, llamara al despertar de un sueño milenario. Tal vez. Pero no quedo solo en lo contemplativo ni estudioso. Fue mas allá del hecho programado, recibiendo el grito sin voz de aquellos que preguntan: ¿Quién eres?..¿Qué quieres? ¿Dónde te cobijas y a que te refieres?…..
Y en esa oscuridad sin respuesta, el hombre, engendro, en una voz incinerada, su propia vida, su obra y su futuro, hasta lograr un dios humanizado, el cual convoca junto a el, una forma de ser, camino de un ser sin forma. Humanidad se llama su figura, tendiendo todo a ella, pues es Dios el que la configura, la alienta y la protege.
El Rey DAVID, le pregunto un día a Dios: “Señor, quién es el hombre para que Tu te preocupes por el?…. Dios le contesto:“El hombre soy yo.”
Ignorancia extrema, no del terrorista, y si de aquel que lo configura. Enviándolo al desierto de la muerte, mientras el se instala en el jardín de su propia vida…. Matar, no es el camino del mañana..
Buenos días y solo la vida, dará las respuestas.
