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El rincón de Aranda

Recordando a Labordeta y un Chisneto de Redoli

A José Antonio Labordeta, (q.e.p.d.), diputado que fue de la Chunta Aragonesista, no se le podía decir que era una persona muy pusilánime. El caudal de vocablos que usó en el Congreso cuando los diputados del PP, como si hubieran estado en la “cazuela” o “gallinero” de un teatro, con merdellonería,… …absurdo recochineo y poco respeto, a voz en grito le decían que dejara la mochila, por su protagonismo en la serie geográfica-educativa de televisión: “Un país en la Mochila”. Además era cerca de la una de la madrugada, y ya llevaban muchas horas de debate: “¿No puede uno hablar aquí o qué? , coño, a ver si uno no puede hablar aquí. A la mierda, joder. Estoy hablando con el ministro y no con ustedes. Ustedes están habituados a hablar siempre porque aquí han controlado el poder toda la vida y ahora les fastidia que vengamos aquí a poder hablar las gentes que hemos estado torturados por la dictadura. Eso es lo que les jode, y es verdad, joder: ¡A la mierda!”. O sea, que los mandó a la mismísima mierda por dos veces. La señora Mariscal de Gante, del PP, que en esos momentos presidía la sesión dijo, dirigiéndose a los diputados gritones, merdellones y maleducados: “Señorías, permitan que el señor diputado desarrolle su intervención”. Yo sé que a mucha gente “pepera”, que se la cogían con papel de fumar, no les hizo gracia, a mí si que me hizo sonreír, y cada vez que lo ponen en televisión lo hago con todas mis ganas, lo mismo que el “manda huevos” de Trillo. Habrá personas que estas palabras les suenen a palabrotas malsonantes y faltas de comedimiento. Que sí, que esas palabras son groseras, y más en el sitio donde fueron pronunciadas; de acuerdo pero, quién no se ha enfadado cuando se recochinean de uno sin dejar que se exprese como Dios manda, y para más guasa, decirle que coja “la mochila”. Yo recuerdo a otro diputado extremeño, del PP; el que Rodrigo Rato ignoró su mano al ir a saludar, porque le regalaron un reloj cuando lo de Gescartera y que luego tuvo que devolver, haciéndole un corte de manga al mas puro estilo tabernario desde el hemiciclo, al que fuera candidato del PSOE, cuando éste hablaba desde la tribuna, y no pasó nada. ¿Dónde andará éste hombre que no se le ve ni se le oye? . Ahora podría él decirle a Rato: “Hola Rodrigo, qué tal Bankia y las blak”. Yo creo que la cortesía no cuesta nada pero gana mucho cuando la practicas.

Y ahora, para reirnos un poquito, un chisneto de mi amigo Redoli, de un francés, un inglés y un español, que no núnca viene mal:
Un francés, un inglés y un español
discutían en tono acalorado
acerca de un abuelo renombrado
por su altura cercana a la del sol.
“Mi abuelo-dijo el galo con jactancia-
la punta de la torre Eiffel tocaba
con sólo alzar el brazo y le sobraba.

No hubo nadie mas alto en toda Francia.”
La trola del francés era increíble,
mas el inglés decide superarla:
“Mi abuelo con su mano era capaz
de tocar una nube y de apresarla.”
Aunque el reto parece harto imposible,
el español se muestra el más procaz:
“¿Recuerda si tu abuelo, el de la nube,

  • le pregunta con una sonrisita-

la notaba, al tocarla, muy blandita?”
“Oh, yes –le dice el guiri.” Y se le sube
la honra al español que dice al lelo:
“¡Esos eran los huevos de mi abuelo!”.

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