Socialmente hoy, observo que hay un barullo de ideas y orden, que me es difícil el agruparme, más bien me fuerzan al separatismo, sí, no elestilo del tal Más venido a menos, pero sí a lo San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús alejada del mundanal ruido.
Las ideas y las circunstancias te hacen un poco más distraído y si encima empieza el astigmatismo a hacer de las suyas, entonces, sólo entonces, es como si estuvieras en el chiquero, y a la salida salieras deambulando a izquierda y derecha por no encontrar aquella orientación del centro, desde el cual dominaras el albero. Hoy, encima, te aprecian menos; que por diversión se desplanta el tonto de turno por la gracia de hacer carrera pueblerina siendo de capital, pues se desplanta y si encima le corneas, entonces, solo entonces te quieren quitar de en medio, como si fuera una novedad tonta y de pueblo. Antes el desplante o cortador o como quiera que le llamen, sabían lo que hacían, porque era como cierta especialidad ganada a pulso en las fiestas del pueblo, no se lanzaba cualquiera haciendo el imbécil delante de un toro y a la carrera en manada (los individuos) desconociendo el estado de los toros, del suelo del recinto o calle y cómo no, no guardando las reglas del y en el burladero. Por supuesto hacían la carrera los que sabían, hoy hacen como en política, se mete cualquiera con cara, sin dogma y sin práctica o especialidad; eso sí, con mucho sin sentido, labia y mayor zancada para llegar antes al banco, que alguno por desenfreno llega antes al "banquillo”. Y no quiere decir esto que yo haga de astado, no, lo que pasa es que tengo en casa lo que me dio por comprar, allá por la bonanza en vacaciones, una bota de vino que no es otra cosa que ¡un cuerno! o asta de toro de unos 60 centímetros, solo de verlo pienso en la cornada de Paquirri hijo y de los que llevamos heridos o fallecidos este año en festejos. Ves semejante cuerno y piensas, hay que ser atrevido o inconsciente para correr o hacer la gracia delante del toro, normalmente de unos 500 kilos y con una fuerza que lanza como un pelele al que enganche. Yo veo esa estampa de toro bravo y quedo enamorado de ese animal, hoy autóctono de España. Como que por ser de España hay que disipar o eliminar, en vez de reformar de cierta manera las normas de la tauromaquia, como se hace en el Senado o en el Congreso. Y no quitar por quitar, por ser de manera y forma, una representación de España. Animalistas hay muchos, de casta le viene al galgo, pero de eso a que hagan del ruedo, política… ¡no! Piensen ustedes y protesten de la piromanía y toda la vida humana, animal y vegetal que se cargan ¡piensen! Porque encima nos ha colocado el Congreso, una ley que permite a los ayuntamientos (caciques) ¡pásmense! RECALIFICAR LO QUEMADO. Así hay tanto incendio y encima le echan la culpa al calor, ¡como si hubiéramos nacido ayer! Por qué no les obligan a replantar o esparcir semilla. No vaya a pasar como en Sierra Nevada que, cuando ampliaron las pistas de esquí para el Campeonato Mundial dijeron de repoblar con semilla autóctona lo destrozado. Hoy aún no he visto la regeneración…En fin que, unos por otros, la casa sin barrer. Y me iré, y no veré una España consolidada, ni una política acorde con el aporte de dos mayorías, porque en este País no se piensa como español, se sigue pensando en lo tribal. Se derrumban aquellos aportes de ancestros que hicieron a España Una, Grande (el idioma) y Libre (se regía). Y menos mal que hemos tenido a un Rajoy partiéndose la cara con Europa y su Euro, que si llega a ser por el nefasto camino de ONG, los brotes verdes serian de sangre…
