Veía en la Cuatro TV un programa y me encontré con Pablo Iglesias, el mediador y periodista de turno que no pregunta, sino que dice su pensamiento. No consiguió éste último romper el estilo calmado y capaz del líder de Podemos. No es la primera vez que me encuentro con la entrevista crítica al pensamiento y proyecto de Pablo Iglesias, y en las mismas, no cambia de actitud. Pues bien, su serena actuación y respuesta, social y personal, gana al público, y mira por donde, el encrespado tono y formas de los interrogadores (alguno) a los que se les ve el plumero de sus maniqueadas tendencias, le dan más categoría al entrevistado. El descamisado y melena recogida es todo un artista de la apariencia y las formas respetuosas, les gana la partida en todo y parece que no se dan cuenta, y si se dan cuenta, fuerzan al entrevistado para que rompa su imagen.
Un pecado de la soberbia es el engolamiento del que se cree que, su verdad es la única. Y ahí es donde se pierden los papeles ante el público. Hay que ser sereno como Rajoy y Pablo Iglesias, cada uno con su respuesta o su crítica, pero eso sí, sin pasarse, que el sexto sentido del pueblo le hace a éste, reaccionar por mayoría absoluta. El problema es que no tenemos la suerte de que los dos partidos más fuerte, hoy, no se vean obligados a pactar el gobierno de la Nación. Única solución contra los políticos casquivanos, chorizos, adelantados de los lobbys de presión capitalista, deformadores de la realidad y mentirosos separatista. Y por supuesto, como somos liberales, no se interviene o interfiere lo suficiente o en nada, en la economía y producción, así como hacer del trabajo un mero medio al servicio del capitalismo. Y aquí no se salva ni la derecha, ni la izquierda.
Y es que, la Comunidad Europea quiere convertirnos en los asiáticos de Europa en cuestión de trabajo. El liberalismo europeo a través de esa línea propia de sociedad cerrada, a conseguido con sus tentáculos oscuros o secretos de clubes o sociedades al margen de la transparencia, llevarnos a la rotura social y nacional, de discriminada educación camino de la paranoia. De hecho, en esta historia de democracia liberal en España, se ha conseguido que la igualité haya servido para romper la seriedad sexual, la fraternidad en ¡papeles para todos! Y con la legalité, se ha conseguido que el poder económico haga malabarismos con la ley y con las tasas, frenando al pueblo llano. Eso si, nos dejan ser liberales, pudiendo hacer lo que nos dé la gana, incluso eutanasiarnos (Europa) abortando nuestra continuidad, somos libres para todo aquello que les interese. Ahora bien, las penas contra crímenes (sean o no de género), contra pederastas (sea quien sea); estafadores a la sociedad (sea Forum, Afinsa, Bárcenas o Eres, Pujoles o Mas o menos contra la legalidad vigente, contra estos y los narcotráficos, finanzas amañadas al fin y al cabo, con las que la ley no es contundente, todo queda en poder del don dinero, el que más tiene o ha robado, puede. Y para colmo, alguno pide ¡encima!, que se les amnistíe o indulten. ¿Dónde estamos?…
Se cargaron al Ejército (tierra, mar y aire) con alguna preferencia; se cargaron a la Iglesia quitando no solo la asignatura de religión, quitando en consecuencia el crucifijo de las aulas, priorizando (incluso) las culturas invasivas con cara tapada, por la historia de la llamada ley de Educación para la Ciudadanía o La Alianza de Civilizaciones, ambas de Zapatero, desconociendo la realidad nacional y mundial (hoy a la vista está). Y sin embargo ignoró el agujero decadente económico en que nos metió. Del que seguimos sin salir, a la vista de la cuota de parados que tenemos.
El problema es, si sale Pablo Iglesias con los mismos razonamientos de Zapatero, aunque por su apellido nos dé cierta confianza… ¿Qué hacemos? Porque aquí no vale aquello de "Más vale malo conocido que bueno por conocer"… Todo depende de las últimas decisiones de Rajoy en materia de intervención social y constitucional.