Alexander Zverev demostró ayer domingo que es el más estable de los jugadores nacidos de 1995 en adelante, que fueron o son considerados como tenistas de la NextGen, cuya primera campaña fue puesta en marcha por la ATP en 2016. El alemán remontó para ganar su segundo Mutua Madrid Open en la final ante otro joven de esa generación, Matteo Berrettini, que tuvo muchas opciones de llevarse la victoria, pero cayó por 6-7 (8), 6-4 y 6-4 Al llegar el pasado sábado por la mañana a las pistas de La Caja Mágica para presenciar la penúltima jornada del Torneo, percibíamos una cierta sensación de orfandad, incluso se nos cruzaban los cables a los amantes de este deporte, si no podría ser que quizás estuviéramos asistiendo a una última vez durante un más o menos largo periodo de tiempo sin celebración de este torneo en Madrid.
El pasado sábado, día en que se jugaba la final femenina entre la australiana Barty y la bielorrusa Savalenka, también un siempre gran partido de semifinales entre el alemán Zverev y el austriaco Thiem… se notaba poco público en las instalaciones para lo que era “de toda la vida” una jornada de semifinales en sábado, pero es que este año, ustedes sé que ya lo han pensado antes que yo lo escriba: no estaba Nadal en el cuadro de jugadores de la jornada.
Además, también este año, estamos en el segundo año de la pandemia, con normas incómodas y restrictivas impuestas por la ATP, que se hacen todavía más insufribles de cumplir por la mediocridad de la Organización en implementarlas, ¡y eso que los componentes son casi los mismos de años anteriores! Por eso esa mañana les he señalado lo de la orfandad. ¿A quién acudir en busca de consuelo? No sabemos cómo serán las cuentas del torneo al final, ahora que todo está mercantilizado.
Ya nos enteraremos. Sabemos además que hay otras importantes ciudades que han pedido y ofertado para llevarse el torneo para sus lares en un futuro más o menos próximo. Es verdad que existe un contrato que mantiene la celebración del torneo en Madrid por ahora, pero eso se puede cambiar por acuerdo entre las partes. Los patrocinadores institucionales y los privados son los que deciden en función de los números, los ingresos previstos por televisión, etc. Por ello el pensamiento esa mañana estaba en qué pasará en el 2022. A lo mejor es que no es para tanto y sólo es que ha perdido Nadal un partido, porque alguna vez tiene que perder ¿no?
Final del torneo
Por otra parte, ayer llegamos al día de la final en el individual masculino, y el tiempo atmosférico que ocupó Madrid, es como si se jugara en Escocia en el mes de enero; es decir frío (no demasiado), viento y lluvia. No creo que se ofendan los escoceses porque mencione su tierra en este artículo, ya que como todos los aficionados sabemos, Andy Murray, uno de los grandes campeones de tenis de los últimos años, hasta que se lesionó en la cadera, es escocés y las veleidades atmosféricas en su tierra no le impidieron ser lo que fue en el tenis.
Como consecuencia, en La Caja Mágica se pusieron de gala invernal a medida que se acercaba el comienzo de la final: techo cerrado y buenas luces de iluminación interior para ver bien la pista. Menos mal que Nadal ya estaba, desde ayer mismo, en Roma para disputar en la semana que entra el abierto de esa urbe, porque si llega a jugar aquí la final, hubiera habido sus más o menos a la hora de cerrar completamente el techo en la pista central, puesto que, si no llueve, el mallorquín prefiere jugar al aire libre, con sol, calor y si se está a nivel del mar, mejor. Que quede claro, que el balear ha jugado, a lo largo de su carrera en todo tipo de superficies y condiciones atmosféricas y ahí están los resultados: miembro del Olimpo tenístico en la historia de este deporte. Gran entrada, a pesar del día y de las restricciones sanitarias gran ovación a su llegada, a la recientemente elegida presidenta de la Comunidad de Madrid, la sra. Ayuso.
La final masculina la jugaron el italiano Matteo Berretini, que este año se ha destapado como un excelente y competitivo jugador en el circuito y que ha estado en esta final un poco sorprendentemente, la verdad, porque la mayoría de aficionados esperábamos que “debería” jugarla D. Thiem y “ el otro” y mira por donde, ni está Thiem, ni está el otro… pero esto es el deporte del tenis y los dos que están en la final, el otro finalista fue el alemán A. Zvered, están con todo merecimiento, son dos campeonísimos y con un futuro brillantísimo en este deporte. El año que viene esperamos que la brillantez del torneo, vuelva por sus fueros ya que lo volveremos a celebrar, seguro que sin Pandemia
