Inexorable el tiempo, apabulla dejándonos inconscientes ante la vejez, la que cuan sicaria cumple a rajatabla su acción encomendada, tormento penitente de anteriores quehaceres exagerados, conscientes deseos sin freno son procesiones que se llevan por dentro, paso a paso, rosario de sufrimientos y cuentas de obligado cumplimiento, son penitencias de moral sentimiento, hacia el encuentro de élla y él.
Seguro penitente diario ¡sufres! con tus pensamientos, desgajas el pasado acumulado en tu memoria, Y haces de tus neuronas ¡clavos! perforadores de tus cinco sentidos, aquellos que fundistes alocadamente para convertirlos en punzantes, laceraciones que hoy o después te martirizan sin más oficio, que no sea el ser ejecutor y verdugo de tí mismo; conciencia esa que nos distingue de irracionales seres, y a su vez nos hace proclives al remordimiento, si es que sientes la naturaleza de moldearte en tu camino, ese que para con bien respeta a terceros, sean o no conocidos o ignorados manatiales vivos, ríos de respeto y llenos de fé y deísmo, sin contaminaciones y poluciones ni cualquier otro hecho de barrabáses delictivos.
