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El Torreón del Vigía

Pasión en Vega

melillahoy.cibeles.net fotos 1521 angel gil

Lo hace desde la pureza en cómo interpreta, canta o dice con esa calidez que pocas son capaces de aportar sobre un escenario. Pone el alma para que las cosas de la vida valgan la pena. Ana es Pasión en estado puro. Siempre dijo que le daba miedo estancarse o buscar el acomodo, incidir sobre aquello inventado que evita el riesgo de lo desconocido.

Para mí Pasión Vega será siempre quien grito el silencio de María, aquella que limpiaba su llanto soñando con ser princesa o para quien su patria es su casa y su mundo, la cocina. Pero María se fue una mañana a beberse las calles para cruzar la frontera de noches tan frías. En mi mente quise estar en la calle del Almíbar, de aquel barrio del caramelo donde aquel chiquillo soñaba en ser torero. Y el amor estalla siempre en la voz de Pasión. En las estaciones y el tren de la vida, resurgen en flaca de amor, lleno de miradas, separaciones o de bajadas en la próxima para seguir la línea directa a un corazón. ¡Quien no anhelo, en algún momento, un amor de contrabando! Cuando tu vida se queda en sequía y buscamos, rodeado de suspiros, el amor a manos llenas. Lunares, quita el fuego del alma, cuando él la quería a la forma clásica y ella había sudado su vida… entre sábanas. La noche canalla, sigue, silenciosa, pintada en la Reina del Pay- Pay, un cabaret donde la ironía confunde. Y llega la Lola, para guardar con silencio lo que otros murmuraban de ella. A estas alturas de la columna, me van a permitir que les diga que me quedo con la “Lucía” de Pasión a la de Serrat, porque no hay nada más bello que esto escuchado de tus labios. Ahora nos canta por Carlos Cano o lo que es lo mismo por la copla. Para sentir y vivir, ese Abril que se abraza, amanece y olvida. En la selección de su concierto, “Pasión por Cano” encontramos el homenaje a Miguel de Molina con ese Dormido entre Rosas o un viaje con María la portuguesa donde el fado, Amalia Rodrigues, tiene nombre de mujer. Vuelve la noche en la voz de Pasión, ahora en Marrakech, donde un hombre está loco de madrugada en Sonata a la luna. Cuando amanece Cádiz en la ventana, Antonio Burgos no se puede olvidar. El son de los puertos o la Habana colonial que sabe a mango de esta manera de piriñaca o de carnaval. Hay otra luna, la del blues, aquella que al salir con amargura canta al amor palabras de ternura. Anoche sentados en la butaca del Kursaal-Nacional, todos hicimos con Pasión un recorrido por la vida, aquella pasada o por llegar, la que buscamos y al final logramos o que simplemente dejamos en el empeño. Entre Cai y Málaga, hay una banda sonora, aquella que interpreta Pasión Vega. Gracias.

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