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El rincón de Aranda

Paralelismo: “correspondencia o semejanza entre dos cosas”

melillahoy.cibeles.net fotos 1783 Juan Aranda web

Según en “Diario de una Bandera”, de Franco, se puede leer: “…Rebasado Monte Arruit, detenemos nuestra marcha, y concentrada la columna nos dirigimos al poblado. Renuncio a describir el horrendo cuadro que se presenta a nuestra vista. La mayoría de los cadáveres han sido profanados o bárbaramente mutilados.

Los hermanos de la Doctrina Cristiana recogen en parihuelas los momificados y esqueléticos cuerpos, y en camiones son trasladados a la enorme fosa. Algunos cadáveres parecen ser identificados, pero sólo el deseo de los deudos acepta muchas veces el piadoso engaño, ¡es tan difícil identificar estos cuerpos desnudos, con las cabezas machacadas! Nos alejamos de aquellos lugares, sintiendo en nuestros corazones un anhelo de imponer a los criminales el castigo más ejemplar que hayan visto las generaciones…”.

Y el Soldado Florentino Moreno Pérez, del 5º Escuadrón del Rgto. Alcántara de Caballería nº 14, decía yo en una de mis “Cartas desde la Purísima”: “Era el 3.09.1921 cuando, cercano a la posición de Zeluán, en la evacuación, una vez que nos habíamos rendido, y entregado las armas como, desgraciadamente, ocurrió en Monte Arruit, los moros de Abdelkrím, cobardemente nos fusilaron a mansalva, pegándole fuego a todo el poblado, quedando la enfermería reducida a cenizas, con los enfermos en su interior. Mi cadáver, como los del Sargento, Miguel Rivero, el del Cabo de Ametralladoras, Emiliano Pajuelo, y el de mi entrañable amigo y compañero de fatigas, siempre voluntario, Tesifonte Expósito, entre decenas de ellos, quedamos esparcidos por los alrededores de la posición, y dados como desaparecidos”.

Y ahora, si me lo permiten, hilvanando estos hechos de ensañamiento, maldad y cobardía, que los rebeldes rifeños, tuvieron con nuestros soldados, en su rendición, analicemos el paralelismo que hubo entre ellos, y el personal de nuestra Armada en aquéllos días:
Cuando el acorazado Cataluña, desde la ensenada de los Álamos, cooperaba en la defensa de Tiguisatz, (“La Marina de Guerra”. Madrid. 31.03.1928); se puede leer, que el bombardeo realizado por este buque a los poblados de la costa: “…Dió ocasión a que un médico de la Armada se comportara heroicamente, cumpliendo cuánto de apostolado tiene la carrera. Los rifeños muertos y heridos no fueron recogidos del campo. Desde los barcos españoles veíase perfectamente que muchos de los que fueron abandonados, aún estaban con vida, tratando de incorporarse y alejarse de la playa con dificultad. Grande era el número de moros heridos, y el espectáculo, desconsolador para cuántos lo presenciaban. Entonces el Médico Segundo, D. Pedro González Rodríguez, del cañonero Álvaro de Bazán, (fiel a su juramento hipocrático), se presentó a su comandante demandando autorización para ir a tierra y asistir a aquellos enemigos, ya vencidos y abandonados por los suyos; y en una lancha, acompañado de dos sanitarios, uno de los cuáles llevaba el botiquín, y el otro una bandera blanca izada en un palo, se dirigió a tierra, y en ella permanecieron curando a cuántos rifeños había allí heridos, prodigándoles el auxilio de la ciencia y el consuelo de acto tan generoso y tan noble. Al poner pie en la playa sonaron algunos disparos, sin duda, porque temieran los indígenas que era otro el propósito de aquéllos intrépidos españoles; pero pronto cesaron de ser hostilizados nuestros marinos, y tras de varias horas que emplearon en realizar su sublime misión, pudieron regresar a bordo sin novedad alguna y con satisfacción de haber procedido como hombres altamente humanitarios”.

Yo creo que episodios tan ejemplares deben ser comentados para los historiadores. Y para los amantes, y aficionados de nuestra Historia, saber también que en Melilla prestaron servicios los remolcadores Gaditano, Ferrolano, Cartagenero y Galicia, haciendo convoyes a distintas posiciones, hasta que entrado el año 1922 se les ordenó se reintegraran a sus departamentos marítimos. La donación de 5.000 ptas. de la Sociedad Pesquera Malagueña, a los marineros del cañonero Laya y lanchas gasolineras, que actuaron en Mar Chica, fué un patriótico proceder que los empleados y obreros de aquella entidad, repetían por segunda, vez con destino a las fuerzas de la Armada que combatían en Marruecos. El comentario en “La Marina de Guerra” dice: “…En relación a este hecho conviene siempre recordar, que los moros de Abdelkrím, como vencedores, fueron las brutales bestias, que se engendraron como las tempestades humanas: excesos, robando y asesinando, después de su rendición a nuestros soldados desarmados, gloriosos soldados, jóvenes sublimes y admirables hijos queridos de la Patria”.

Y yo, que soy un tanto crédulo, en mi supina ignorancia, me pregunto si existió correspondencia, semejanza o paralelismo, entre ambos hechos.

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