Este seis de enero, día tan entrañable en el que todas las familias y amigos esperamos sorprendernos con regalos de afecto, vi en el teléfono una llamada perdida de un amigo. El día, la hora y el amigo en común me hicieron presentir una mala noticia. Efectivamente, en la víspera de reyes, nos habías dejado. Y entre la babel de niños y mayores moviéndose entre los …
…regalos, en la intimidad de nuestro hogar, pensé, – no pudiendo despedirte por encontrarme en Madrid – que al menos debería ofrecerte un último regalo, un postrero obsequio: estas letras. Un espacio donde expresarte lo que siento, sentimos presumo, muchosamigos y compañeros.
Ha sido una grata experiencia, honor y orgullo, satisfacción y estímulo, convivir contigo, compartir contigo momentos duros pero alegres, difíciles peroreconfortantes. No sabes la inmensa tranquilidad que me proporcionabas en el ejercicio del mando.Nunca me defraudaste. Todo lo que te encomendaba era un descanso a largo plazo, y ante cualquier reto una sonrisa, un animoso gesto, nunca una mueca, nunca una disconformidad. Cuantas tardes veía como el sol os pedía permiso para acostarse tras el Gurugú, y continuabais trabajando para que todo estuviera perfecto, casi perfecto, al día siguiente.
Eras el rey de los quisquillosos, cualquier descuido o defecto lo batallabas hasta el extremo, pero sin contumacia, siempre eran puntualizaciones para mejorar el trabajo.
Formabas parte importante de un conjunto de oficiales, suboficiales, tropa y personal civil que aceptaron acometer con esfuerzo, sacrificio e ilusión la creación primero, de la Base Alfonso XIII y después, contribuir a la consecución de la actual Base Melilla.
Que entrañable y reconfortante es acordarme de esos momentos en quecuando no había tiempo,se calzaba el minutero; cuando el espacio era limitado se cavaba o escalaba; cuando no existía algo se inventaba. Me evocáis los versos del Ulises de Tennyson: “… aunque no tengamos la fuerza que antaño movía tierras y mares, somos lo que somos, un elenco de almas esforzadas, siempre dispuestas a luchar, buscar, encontrar, y no rendirse nunca”
Me dejaste con tu ejemplo constancia de que todos los días puedo y debo aprender, de que debemos y podemos ser mejores cada día, mejores compañeros, mejores profesionales, mejores personas.Porqueser los mejoreses lo que nos exigen desde cualquier rincón, desde cualquier estrato y con cualquier edad, todos los españoles que aman nuestra Patria. Y cuando te merecías el descanso tras pasar a la reserva, para disfrutar de tu mujer, de tus hijos, de tus nietos, el destino te ha castigado con una enfermedad cruel, lenta y dolorosa que has sabido sobrellevar con estoicismo y resignación. Así, desde el cielo, abriéndose paso entre las estrellas, refulgirá como plata el hilo de seda de tu caña, bajando hasta tu querido Mediterráneo, para que el anzuelo de su extremo pueda mecerse entre sus olas seseantes, susurrantes, serpenteantes, suaves, serenamente lamiendo la costa de tu Melilla,de esa tu ciudad que en su horizonte funde el azul del cielo con el mar verde esperanza,y allí pescarás, sin necesidad de cebo alguno, allí te cobrarás, lo mejor de nuestro cariño, lo mejor de nuestro aprecio,lo mejor de nuestro respeto.
Este seis de enero, día tan entrañable en el que todas las familias y amigos esperamos sorprendernos con regalos de afecto, te ofrezco este pequeño homenaje que desearía sirviera como un eterno abrazo. Mi comandante, Manolo.¡Dios te tenga en su Gloria!
