Le puede parecer un guión o son aquellos montones que inundan oficinas. Tal vez usted lo hizo y representó el mejor de toda su vida. Actuar es fingir con la posibilidad que le pillen o en el peor de los casos que termine por no conocerse a base de tantas caretas como llega a ponerse.
Sea usted mismo, al natural, los que son sus amigos no dude que lo son por sus valores, pero no los llame así a todos, es solo un espejismo. Huya de la media sonrisa de los halagos desmedidos y de los que se acercan al olor de un cargo o del poder. Este antes o temprano corrompe y está demostrado que lo detentan quienes menos valía tienen, escondidos bajo el aplauso de la clac. Panamá ha estallado esta semana a golpe de filtración de documentos de paraísos fiscales o mejor se ha estrenado una peli simultáneamente en todo el mundo con actores de los cinco continentes. En pantalla mientras salían estos y sus papeles a los demás nos volvían más desconfiados o simplemente se nos caían los mitos, si es que alguna vez lo fueron. Mucho guante blanco, espías del lejano oriente que ayudaron a huir a quien mandaba a los honrados de uniforme, alguna de azul sangre, pluma combativa frente a tiranos o progres de salón al grito del no a la guerra y si a las cuentas opacas mientras ven la mota ajena y exculpan a otro la viga que ellos portan. Se ha perdido la confianza en quienes ocupaban demasiado papel cuche, titulares, balones y palcos en estadios o carreras. Seguimos con la corrupción y las que nos quedan. Da igual que traten de tapar para entretener al pueblo, este les seguirá pasando factura. Pero no se quejen se lo siguen ganando a pulso. Y es que la matemáticas no fallan como tampoco es comprensible vivir por encima de… y es que huele y no a fragancia. Aunque muchos de estos de los papeles la usen, da igual. La honradez a secas y no aquella que se reivindicó para celebrar un centenario, se valora, aunque estemos viendo que no está de moda a tenor de los informativos. Estos que nos hablan de los papeles que representan los actores parlamentarios para formar gobierno mientras las hogueras de San Juan se van a llevar otra campaña y algo más. Y otro papel, el que vuelve a hacer el sátrapa del chándal, Nicolás Maduro, que ha perdido el control del autobús de Venezuela para hundirla en la miseria además eliminar las voces libres, pero siempre hay culpables para lavar su ropa sucia, que sigue luciendo la serpiente y el hacha. Dicen que no está de moda el verbo leer sino el clicar. Buenos papeles siempre están en los libros y en la prensa. Pero piense en llevarse uno a sus manos, disfrutarlo en cualquier lugar, en casa, debajo de un pino o frente al mar. Seguro que le evade, pero no piense mal, le evade de la cruda realidad entre el hombre del sombrero, que ha caído y que hizo su papel de terror entre Paris y Bruselas, el hastío político y los números para llegar a fin de mes.
